EN BUSCA DE UN CERTIFICADO
La primera mitad del año escolar suele encontrar a niños, adolescentes y sus familias en búsqueda del «certificado». Con esta palabra se conoce al documento donde un profesional médico considera a su paciente apto, según el examen clínico y sus antecedentes, para realizar alguna actividad determinada, generalmente la educación física en la escuela.
Las familias solicitan turno a los consultorios o más aún, en forma equivocada concurren a las guardias para lograr que un profesional médico suscriba un certificado donde se considere al niño en condiciones de practicar educación física. A fin de apurar los trámites, como medida punitiva, los colegios suelen informar que figurarán como ausentes en las clases de gimnasia hasta tanto no se presente el mencionado documento. De esta forma, el certificado de aptitud es considerado generalmente un trámite que habilita al niño, para poder aprovechar y aprobar la materia deportiva.
El certificado o constancia de aptitud física debe confeccionarse durante el control de salud de todo niño que, dado que concurre a un establecimiento de enseñanza, seguramente necesitará en el inicio de las clases dicha constancia. Debe ser redactado por el médico de cabecera del niño dado que posee su historia clínica y puede considerar gracias a ella antecedentes familiares y personales que otro médico no conoce..
Entre los primeros se encuentran la existencia de muertes súbitas en parientes cercanos menores de 40 años, hipertensión arterial, dislipemias y diabetes. Entre los personales se tendrán en cuenta las enfermedades o lesiones osteo-musculares que pudiesen condicionar futuras injurias durante la práctica deportiva.
El examen médico está orientado a detectar condiciones físicas que puedan predisponer una lesión con el ejercicio y condiciones que puedan poner en riesgo su vida ante la demanda de un esfuerzo físico.
Es importante señalar que el médico se responsabiizará por la valoración por el examen clínico que le realice al niño. Los responsables de la institución deportiva o del colegio lo serán de las condiciones de seguridad medioambiental y de la idoneidad del personal a cargo del alumno.
Hay consideraciones especiales que hay que hacer frente a la aptitud para realizar deporte en niños y adolescentes. Cobran valor las noticias recibidas cada año de casos de muerte súbita en niños durante la actividad deportiva en colegios o clubes. Si bien la aparición de este fenómeno es rara, es siempre trágica e impactante. Generalmente son causadas por patología cardíaca no detectada hasta ese momento, consistente en miocardiopatías, esto es patología del músculo del corazón que por hipertrofia o dilatación puede dificultar el paso de la sangre y manifestarse algunas veces durante el ejercicio intenso o inadecuado. Otras veces los causantes son arritmias severas condicionadas por anomalías en la transmisión eléctrica cardíaca. Serán muy importantes los antecedentes de desmayos, fatigas, dolores sobre el pecho o soplos hallados en el examen clínico que no hubieran tenido diagnóstico hasta ese momento.
El certificado luego del mencionado examen clínico se indica en el ámbito escolar para realizar actividades deportivas recreativas no competitivas. La competición en niños federados, dado el stress y el desgaste físico mayor que conlleva, requerirá un control cardiológico por especialista que incluya al menos un electrocardiograma en reposo y otro con esfuerzo.
En cambio, todo adolescente, según acuerdo de profesionales en el tema, requeriría un electrocardiograma por el solo hecho de realizar actividad física en un colegio o institución educativa. El electrocardiograma informado como normal no tiene indicación de ser repetido, excepto que el adolescente presente patología adquirida con repercusión cardiovascular.
Hay deportes que por sus características requieren estudios especiales. Es el caso por ejemplo del rugby donde se deberá evaluar por una radiografía de columna cervical la disposición de las vértebras y la vulnerabilidad de las mismas frente a flexiones o traumatismos severos en la zona.
Queda claro que la constancia o certificado médico de aptitud deportiva lejos de ser un trámite constituye un acto médico . En ningún caso debe ser subestimado. Tampoco es una autorización para que el joven realice deporte sin la supervisión de un responsable que incluya ejercicios no adecuados para determinadas edades.