LOS TICS

por | 24 marzo, 2023

LOS TICS EN LOS NIÑOS

Lo que hay que saber

Abril 2023

Los tics son movimientos involuntarios anormales que pueden aparecer en los niños. En realidad, no sólo incluyen a movimientos, sino también a sonidos o vocalizaciones repetitivas, rápidas, de corta duración, comenzando y terminando en forma abrupta, sin poder predecir su inicio ni su finalización.

Pueden comenzar como movimientos que impresionan al principio con algún significado para luego constituirse en tics.

Pueden ser “semivoluntarios” dado que el niño puede ser capaz de reproducirlos o inhibirlos, en especial en presencia de testigos o extraños, pero la situación es vivida como una necesidad imperiosa de realizar la acción.

Suelen comenzar entre los 3 y los 8 años de vida, más frecuentes en el sexo masculino y con una edad crítica de presentación entre los 8 y los 12 años. En la mayoría de los casos cursan en forma transitoria.

Se cree que es un trastorno transmitido en forma hereditaria, dado que es frecuente encontrar antecedentes familiares directos.

Los tics motores pueden ser tan simples como involucrar sólo a un músculo o un grupo reducido de ellos. Los ejemplos característicos son el parpadeo, el encoger los hombros o la desviación de los ojos. Algunos son más complejos expresándose como actos elaborados: girar sobre sí mismo, tocar el piso con las manos, etc.

Hay también tics que pueden parecer intencionales cuando incluyen gestos o la imitación de movimientos de otras personas, lo que al principio puede llevar a apercibimientos por parte de las personas en general cuando desconocen el problema.

Se encuentran también tics sonoros, solos o acompañados por los de movimiento. Ejemplo de ellos son el toser, aclarar la garganta, gritar, gruñir, etc. Los más complejos incluyen palabras o sonidos, frases escuchadas o palabras socialmente inaceptables como insultos u obscenidades.

El denominado Síndrome de Tourette, incluye tics motores y vocales coexistiendo en forma crónica y variable. Suele asociarse a manifestaciones obsesivo compulsivas, déficit de la atención con hiperactividad, conductas antisociales y trastornos del sueño. En esta entidad los tics aparecen antes de los 18 años. Si bien pueden tener intermitencias, suelen persistir durante transcursos prolongados. Es característico de este síndrome el cambio periódico de los tics en relación a su intensidad y expresión. Se suele observar una mejoría a partir de los 14 años de edad. Una tercera parte queda libre de ellos al finalizar la adolescencia, otro tercio mejora en frecuencia e intensidad y el resto puede no mejorar o incluso empeorar.

El diagnóstico de los tics es clínico, producto de la descripción de los padres o cuidadores y de la observación del médico. Muchas veces la dificultad obedece a la posibilidad de ser inhibidos voluntariamente por el niño en el momento de la consulta. Se requiere paciencia y experiencia en el observador.

No hay estudios de laboratorio ni imágenes que puedan diagnosticar o confirmar la enfermedad. Algunas veces sirven de ayuda los antecedentes familiares, como anteriormente comentamos en este artículo.

No hay tratamiento específico para estos trastornos. Es importante el abordaje multidisciplinario dirigido a la información del niño, las familias, el entorno de amigos y familiares para explicar la naturaleza del problema.

Insistir para que el niño inhiba sus tics suele aumentar la tensión nerviosa y en forma inversa los puede incrementar.

La esfera emocional y la autoestima suelen verse amenazadas por lo que, generalmente, deben intervenir neurólogos, psiquiatras y psicólogos infantiles con el fin de disminuir la severidad de los tics y tratar los síntomas asociados a los mismos.

Es útil que el niño reciba entrenamiento para que tome conciencia de sus tics y de las circunstancias que pueden producirlos o empeorarlos. En el mismo sentido se pueden desarrollar respuestas físicas que “compitan” con el tic, como pueden ser respiraciones profundas ante la aparición del mismo.

Existen medicamentos que se incorporan al tratamiento en caso que los problemas de conducta asociados a los tics sean severos o crecientes.

Fuente: Fortini S. “Tics y trastorno de Tourette”. Programa Nacional de Actualización Pediátrica. Sociedad Argentina de Pediatría. 2022.

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