TRASTORNOS EN EL APRENDIZAJE DE NIÑOS Y ADOLESCENTES
¿Cómo se reconocen?
Diciembre 2024
Muchos padres arriban al consultorio preocupados por el bajo rendimiento escolar de su hijo o hija que motivan frecuentes reuniones con profesores o maestros, sin hallar solución al respecto.
Un número significativo de niños con este problema pueden estar expresando un trastorno específico del aprendizaje. Este término, frecuentemente oído y algunas veces mal utilizado por docentes y en otras oportunidades mal interpretado por los padres, posee en realidad una definición específica.
En primer lugar, se tiene que tener en claro que estas dificultades para aprender se producen en personas de inteligencia normal, en ausencia de déficits neurológicos, sensoriales, psiquiátricos o socioculturales. En segundo lugar, se debe comprobar la existencia de un rendimiento académico sustancialmente inferior al esperado por la edad, escolarización y nivel de inteligencia. O sea, son alumnos que presentan mayores desafíos en la adquisición de las diferentes habilidades académicas que lo esperado para su desarrollo.
Para que un niño pueda ser considerado como poseedor de un trastorno específico del aprendizaje debe comprobarse un deterioro significativo en una o ambas áreas, (lengua y/o matemática), habiéndose manifestado el problema ya desde el inicio de la escolaridad, no explicarse dicho inconveniente por alguna discapacidad intelectual, ni justificarse por ausentismos escolares prolongados, cambios de escuela, etc. Del mismo modo el trastorno no puede deberse a déficit visuales o de audición no corregidos.
Por lo tanto, esta entidad constituye un trastorno del neurodesarrollo que merece ser detectada y tratada, no sólo para que un niño apruebe el grado sino, además y más importante, para facilitar sus futuros pasos académicos o de inclusión laboral.
Los trastornos específicos del aprendizaje incluyen tres dificultades también específicas que pueden darse por separado o asociadas:
- Trastorno de la lectura: (Dislexia con dificultades en la lectura). Incluye dificultades en la precisión en la lectura de palabras, en su velocidad, fluidez y comprensión. Se debe recordar que estos problemas no se deben a trastornos neurológicos, a escolarización inadecuada ni a déficits sensoriales o auditivos.
Es común en estos niños una lectura lenta, carente de ritmo, con pérdida de la ubicación del renglón durante la misma, sustituciones de palabras, omisiones o errores en la adhesión o separación de las palabras. Algunas veces la comprensión de lo que leen también se ve afectada.
Muchos de estos trastornos suelen manifestarse durante la adolescencia y en adultos a pesar de haber mejorado otros aspectos de la lectoescritura. Los frecuentes y repetitivos errores de ortografía son prueba de ello.
- Trastorno de la expresión escrita: (Dislexia con dificultades en la expresión escrita): Es una dificultad significativa en el desarrollo de las habilidades de la escritura. Existen aquí errores en el deletreo de palabras, incapacidad para recordar secuencias de letras en palabras usuales, problemas en la estructuración de oraciones o párrafos. La edad de inicio del problema dependerá de la gravedad. Rara vez se diagnostica antes de finalizar primer grado, dado que la enseñanza de la escritura no suele llevarse a cabo hasta ese momento. Es habitual que el trastorno se ponga de manifiesto durante segundo grado. Un niño con mala ortografía o con mala caligrafía en ausencia de otras anomalías no justifica un diagnóstico de este trastorno.
- Trastorno con limitación en matemática o discalculia: menos conocida y frecuente que las dos primeras. Es la dificultad específica en el aprendizaje referido a los números. Incluye trastorno en encontrar el sentido de los números, la memorización de operaciones aritméticas, el cálculo correcto y el razonamiento matemático.
Puede afectar de diferente forma a los niños, por ejemplo, hay algunos que no entienden el porqué de los problemas matemáticos, es decir, la lógica que se emplea para resolverlo. Otros, en cambio, no son capaces de aplicar el conocimiento adquirido cuando corresponde, o no están seguros de hacerlo de la forma correcta.
Suele ser difícil su diagnóstico porque a muchos niños que no presentan este trastorno no gustan de las matemáticas y por lo tanto no le prestan la atención debida.
Aunque, como dijimos anteriormente, la detección de estos problemas suele ocurrir durante el transcurso o finales del primer grado, es posible detectar señales de alarma de estos trastornos desde la sala de 5 años. La intervención temprana sobre los mismos aumentará las probabilidades de lograr un mejor rendimiento escolar en el futuro y se minimizará el impacto del fracaso escolar en la autoestima.
Existen signos que pueden indicar la presencia de un trastorno de aprendizaje en un niño preescolar y que pueden ser detectados por los padres y el docente.
Lenguaje | Retraso o trastorno en el desarrollo del lenguaje. Escaso crecimiento del vocabulario. Dificultades para encontrar la palabra precisa al hablar. Dificultades para pronunciar los sonidos de las palabras. Sustituciones de letras o palabras. Problemas para combinar los sonidos, rimar las palabras, identificar las posiciones de los sonidos dentro de las palabras, dividir las palabras en sílabas e invertir el orden de los sonidos. |
Motricidad | Torpeza en pautas motoras. Prensión del lápiz inestable. Dificultades en la localización de los dedos. Imposibilidad de atarse los cordones a los 5 años. |
Aprendizaje | Falta de interés por aprender las letras y los números. Dificultad para aprender, recordar y nominar de forma rápida letras, números o colores, y días de la semana. |
Atención | Inquietud motora. Períodos breves de atención. Dificultades para seguir consignas y rutinas. |
Es importante destacar que las habilidades lectoras son heredables. Dentro de una familia, si un niño sufre dislexia, sus hermanos tienen un 50% de posibilidades de ser disléxicos también, lo que debe poner en alerta a padres, docentes y profesionales.
Con la sospecha del trastorno, se llega al diagnóstico con una evaluación psicopedagógica teniendo en cuenta los aspectos mencionados en la tabla. No es necesario de forma rutinaria un estudio neurológico de niños con sospecha de estos trastornos.
En relación al tratamiento, generalmente los niños o adolescentes con dificultades especificas del aprendizaje (ya sea dislexia o discalculia) requieren de tratamiento psicopedagógico, en la mayoría de los casos durante un mínimo de dos años. No obstante ello, tan importante como el tratamiento es el trabajo en conjunto de la familia y la institución educativa, acompañando al niño para poder desarrollar las actividades planificadas.
Fuente: Carullo P. y col. “Dificultades específicas del aprendizaje”. Programa Nacional de Actualización Pediátrica. Sociedad Argentina de Pediatría. 2024