¡ME PICA, ME ARDE!
ABRIL 2014
La inflamación de la vulva y vagina en las niñas es frecuente a partir de los 3 años, etapa en la cual generalmente la mayoría adquiere el control de esfínteres. A partir de esa edad y más aún en el período preescolar las nenas comienzan a ir solas al baño. La mala higiene de la cola luego de la micción o de la defecación es generalmente el origen de las vulvovaginitis en esas edades. Se las denomina inespecíficas dado que no son causadas por un germen en particular sino por microbios o parásitos provenientes generalmente de la región genital y perianal que contaminan y producen enfermedad.
Es frecuente la asociación de oxiuriasis con prurito anal y vulvar. Los parásitos son trasladados desde el ano hacia la vulva por la acción del rascado de la niña y la inadecuada higiene. Los microbios intestinales pueden trasladarse también a la región anterior también por el mismo mecanismo, más aún si las deposiciones son diarreicas.
Es frecuente también que esta patología se produzca por un disbalance de la flora bacteriana normal que se encuentra en la zona. Dicha alteración en algunas oportunidades es producida por el empleo de antibióticos que «barren» bacilos saprófitos a expensas de otros que producen enfermedad.
Algunas veces el origen de una vulvovaginitis es por irritación. El uso de papel higiénico luego de cada micción hace que la mucosa vulvar se inflame. Lo mismo puede ocurrir con bombachas de telas sintéticas, y el contacto con arena durante los juegos en el parque. Otras veces el inicio de los síntomas ocurre luego del uso de jabones no adecuados o talcos. Secundario a todo ello suele producirse infección por parte de gérmenes que normalmente se encuentran en la región aprovechando la inflamación.
En todos los casos la patología se manifiesta con prurito, ardor y dolor sobre la vulva. El mismo prurito hace que el rascado agrave aún más la inflamación. En niñas muy pequeñas, se ha observado la introducción o lesión por algún cuerpo extraño utilizado como juguete o incluso como mecanismo de rascado. De permanecer alojado provoca un flujo algunas veces purulento que orienta en el diagnóstico. Otras veces las niñas dejan de orinar dado que sienten dolor o ardor en cada micción. Las mismas se pueden hacer frecuentes con la eliminación de poca cantidad de orina, debido a los síntomas provocados por el pasaje de la misma. Dichos signos obligan muchas veces a descartar infecciones urinarias bajas, (cistitis), dado que los mismos suelen ser similares.
El motivo de la frecuencia de estos cuadros en las niñas pequeñas radica en la vulnerabilidad de la mucosa vulvar. Al ser prepúberes, la zona no se encuentra protegida por la acidez que poseen las mujeres adultas. Dicha característica hace poco probable el desarrollo de una vulvovaginitis luego del desarrollo puberal. El medio ácido actuaría como barrera para que tales infecciones no avancen. Todo lo contrario ocurre en las niñas pequeñas que aún no lo poseen.
El tratamiento de las vulvovaginitis inespecíficas se enfoca especialmente contra los síntomas. Es primordial disminuir el ardor, el prurito y la dificultad para orinar. Se debe desinflamar la zona. Para ello se indican generalmente baños de asiento mediante la infusión de hojas de malva en agua tibia. Si fuera dificultoso se pueden emplear gasas empapadas en la misma sobre la vulva tratando de que el té penetre entre los labios de la vagina. Generalmente dos o tres sesiones en el día bastan para que los síntomas retrocedan o desaparezcan.
Luego habrá que buscar el origen de la inflamación. Algunas veces suelen visualizarse oxiurius, parásitos muy pequeños, móviles, de color blanquecino en la periferia del ano o incluso en la vulva. En este caso el tratamiento de la vulvovaginitis pasará por la medicación antiparasitaria que deberá incluir también al grupo familiar. Lo mismo si hubiera antecedentes de oxiuriasis previas o en algún hermano o hermana. Si existieran dudas se puede solicitar un examen parasicológico con el test de Graham. Esta última prueba comprueba la existencia de huevos de oxiurius en la zona perianal.
Algunas veces el origen de la inflamación no es muy claro y se debe recabar información sobre los hábitos de la niña. Como dijimos anteriormente puede existir el antecedente del inicio del jardín, la higiene de la cola por sus propios medios, la utilización de papel higiénico, bombachas de tela sintética, el uso prolongado de mallas o inmersión en piletas con abundante cloro. Desde luego es importante también la higiene de la ropa interior y el tipo de jabón que se usa para el lavado.
Generalmente alguno de estos antecedentes será útil para resolver la patología. No obstante, cuando no se encuentra el origen o los cuadros se reiteran es necesario recurrir al hisopado de la zona y cultivo del material obtenido, para a partir de allí llegar a la medicación apropiada.
La obtención de gérmenes no habituales en las niñas o propios de infecciones del adulto: gonorrea, sífilis, etc. siempre orientan el diagnóstico de abuso sexual por parte de un mayor.
Tips para evitar la vulvovaginitis:
- Enseñar a limpiar bien la cola. Siempre de adelante hacia atrás y no al revés.
- Durante el lavado separar la ropa interior del resto de las prendas. Usar jabones suaves.
- No permanecer demasiado tiempo con bombachas o trajes de baño mojados o húmedos.
- No usar papel higiénico para secar la cola. Utilizar gasas.
- Usar bombachas de algodón.
- No usar talcos ni perfumes sobre la cola.
- Evitar el contacto con la arena.
- Evitar piletas de natación con excesivo cloro.