El cráneo del recién nacido

LA CABEZA DEL BEBÉ

Los huesos que protegen al cerebro

MAYO 2017

La cabeza del bebé suele generar frecuentes preguntas en los padres. Suele ser la parte del cuerpo más visible para todos durante los primeros días y origina curiosidad por su forma, tamaño y asimetrías que se pueden notar u observar.

Para comenzar basta recordar que el cráneo es la estructura que protege al cerebro y al cerebelo. La componen dos huesos frontales, un parietal, dos temporales y un occipital. Todos ellos están unidos por las denominadas “suturas” que en el recién nacido y durante los primeros meses tienen características membranosas. Esta cualidad permite que los huesos se muevan durante el parto al atravesar el estrecho canal materno. Actúan como una articulación de expansión permitiendo que el hueso se agrande de manera uniforme con el crecimiento del cerebro. De este modo el cráneo se expande, habitualmente de una forma simétrica.

Durante el trabajo de parto y con la presentación cefálica, la cabeza del bebé va abriéndose paso por las estructuras del canal materno. Dicho pasaje origina gran presión sobre sus huesos y el resto de sus tejidos lo que sumado a la fuerza de gravedad motivan las peculiares características de las cabezas de los recién nacidos. En los instantes posteriores al parto suelen palparse pequeños cabalgamientos entre ambos parietales, en la línea media, producto de las grandes presiones soportadas. Se denomina “caput succedaneum” al edema y congestión del cuero cabelludo secundario al encaje de la cabeza en el canal del parto. Se observa como un “chichón” generalmente en la región medial que comienza a desaparecer durante el primer día de vida.

Algunas veces, las mismas presiones pueden provocar hematomas originados en la parte más superficial de los huesos del cráneo. Se denominan céfalohematomas. Se los reconoce al palpar el cuero cabelludo y encontrar un sector más blando respetando los límites del hueso afectado. Si bien la mayoría desaparece sin dejar consecuencias requieren del control y observación médica.

Donde las suturas se cruzan se encuentran las denominadas “fontanelas”. Las mismas son espacios no cubiertos por los huesos del cráneo. Los tejidos subyacentes, especialmente el cerebro, se encuentran en estos sitios protegidos por membranas fuertes. Habitualmente se pueden hallar dos. La más grande se sitúa en la región anterior del cráneo, en la unión de los dos huesos frontales con los dos parietales. Es la conocida “mollera” de los bebés. La misma a medida que pasan los meses comienza a cerrarse, desapareciendo por completo entre los 15 meses y los 2 años. Por medio de su palpación, mientras se encuentra abierta, permite al médico obtener información sobre el cerebro y tejidos subyacentes. A través de la ecografía transfontanelar pueden obtenerse imágenes de gran valor diagnóstico de las características del cerebro.

La otra fontanela es la posterior, siendo más difícil de palpar o encontrar dado que se cierra durante los primeros meses de vida. Se halla en la unión de los dos huesos parietales con el occipital. Ambas fontanelas permiten el normal crecimiento del cerebro, en íntima relación con la flexibilidad de las suturas.

Casi todos los bebés parecen tener cabezas grandes, sobre todo si nacen con bajo peso. Lo que ocurre es que proporcionalmente tienen la cabeza más grande que el resto del cuerpo, dado que es la parte que antes alcanza el tamaño que tendrá de adulto. Desde que nacen hasta que se hacen mayores, la cabeza ni siquiera duplica su tamaño, mientras que el tronco lo triplica, los brazos lo cuadruplican y las piernas lo quintuplican.

La evolución del perímetro craneano indica el crecimiento del cerebro durante el primer año de vida. De allí su importancia de obtenerlo y ver su evolución en cada control médico.

Dada la plasticidad de los huesos del cráneo del bebé no es infrecuente la consulta sobre deformidades o asimetrías del mismo. Algunas de ellas  son motivadas por posturas frecuentes de los bebés cuando pasan mucho tiempo acostados sobre las cunas. La denominada “plagiocefalia” posicional es el aplanamiento de la región occipital del cráneo, frecuentemente observada en bebés que pasan mucho tiempo acostados boca arriba. Lo mismo puede ocurrir en otras partes del cráneo si reciben en forma prolongada presiones secundarias a determinadas posturas. Generalmente la solución para todas ellas es variar en forma periódica la posición de la cabeza del bebé.

El cráneo es la caja de seguridad de un órgano tan importante como el cerebro. Su estructura posibilita protegerlo y cuidarlo de toda agresión externa, más aún durante el inicio de la vida.

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