LA VISIÓN
El ojo del recién nacido está capacitado para observar caras humanas u objetos colocados a 20-25 cm de distancia, que es justamente a la que se encuentra la cara de su madre al tomar el pecho. De ahí la importanciade la alineación de ambas miradas durante ese trascendental momento. Le está viendo la cara a la que lo albergó durante su gestación. A partir de allí la cara humana es lo que más atención le provocará. Se podría decir que el bebé viene «programado» para detectar rostros humanos y reconocerlos mediante la mirada. Son muy sensibles a la luz por lo que necesitan cierto grado de penumbra para abrir bien sus ojos. Ven ya en tres dimensiones. Aunque parezca increíble estudios recientes demuestran que están capacitados para imitar gestos, como por ejemplo sacar la lengua, demostrando así su maravillosa coordinación intersensorial y motora. No obstante, breves períodos de atención son seguidos por desatención o alejamiento de la mirada y aún sueño. La madurez, a partir de los días de vida, se caracterizan por el incremento en la duración de los períodos de alerta y la habilidad para responder a los estímulos. El reflejo rojo que debe realizar el neonatólogo o el pediatra consiste en ver por medio de un fino haz de luz el fondo de ambas retinas, comprobando así que no haya nada que se interponga al estímulo visual (cataratas, hemorragias, etc.).
LA AUDICIÓN
El sentido del gusto está desarrollado antes de nacer y la concentración de papilas gustativas en la lengua es muy alta, mayor que en el adulto. Está desarrollada la capacidad para discriminar gustos dulces y agrios. Distingue salados y amargos a partir del cuarto a sexto mes de vida. Los recién nacidos están «programados» para distinguir sabores agradables, (dulces como la leche) de los francamente desagradables como los agrios, evitando en parte la ingestión de alimentos en mal estado, tóxicos o venenos. La leche humana es más dulce que las fórmulas, lo que incrementa su atractivo. Si bien su gusto puede variar en relación a la comida materna, es poco frecuente que los bebés alteren sus características de succión.
El olfato está muy bien desarrollado en el recién nacido. Es fundamental para su orientación, rotando su rostro hacia olores agradables, (la piel y los senos de su madre). Ya a los cinco días de vida el bebé está capacitado para reconocer el gusto de la leche de su mamá del de otra madre. Los bebés que son colocados al nacer sobre el abdomen de su madre son capaces de reptar hasta llegar a los pezones de su madre, guiados solamente por el olfato