El Dengue y sus desafíos

por | 31 marzo, 2024

El Dengue, como sabemos, es una enfermedad viral transmitida por intermedio del mosquito Aedes Aegipty mediante la picadura a seres humanos. Constituye un problema creciente de Salud Pública a escala mundial, debido a varios factores: cambio climático, inadecuada recolección de residuos, el aumento de viajes y migraciones y una gran cantidad de reservorios (posibilidad de almacenamiento de agua) que sirven como criaderos del vector.

Aproximadamente la mitad de la población mundial está actualmente en riesgo de contraer la enfermedad y se estima que cada año se producen entre 100 y 400 millones de infecciones.

Se conocen 4 serotipos del virus y la infección con alguno de ellos no promueve inmunidad contra los restantes.

Estamos atravesando el peor brote de dengue que haya existido en nuestro país, convirtiéndose en epidemia, habiéndose registrado ya más de 120.000 casos y más de 100 muertos. A pesar de estas cifras, la cantidad de afectados es probablemente mayor, dado que muchos casos resultan siendo asintomáticos o con síntomas leves que no llegan a la consulta.

El Dengue se encuentra extendido a lo largo y a lo ancho de nuestro país, incluyendo regiones que por las características climáticas no solían presentar casos en años anteriores.

La Provincia de Buenos Aires encabeza la cifra de contagios, especialmente originado por la elevada densidad poblacional en el suburbano acompañado del deterioro en las condiciones socioeconómicas.

La Ciudad de Buenos Aires aparece también como otra zona de alta transmisión, encontrándose gran cantidad de casos en los distintos barrios de la misma. Las frecuentes lluvias y las consecuentes inundaciones en amplias regiones de nuestro país han favorecido también la incidencia de la enfermedad, ofreciendo un territorio ideal para que los mosquitos se desarrollen.

Frente a todo esto, es evidente que las pautas de prevención de la enfermedad han fracasado o al menos no se han podido cumplir, sumado a las frecuentes lluvias ocurridas. Paradójicamente, mientras el dengue está registrando cifras históricas, casi no existen a nivel nacional recomendaciones a la población a través de los medios masivos de comunicación.

Frente a todos estos inconvenientes la vacuna contra la enfermedad fue autorizada en nuestro país desde hace casi un año. Es, como dijimos en otra oportunidad, una vacuna tetravalente a virus vivos atenuados que provoca defensas contra los 4 serotipos existentes. A partir de su aparición y la disparada de casos la pregunta sobre su indicación, efectos adversos y costos es una constante en consultorios y centros de salud.

Lo que se desprende de los estudios realizados sobre la misma es que brindaría una eficacia del 80,2% contra el dengue con síntomas hasta los 12 meses luego de la aplicación de las 2 dosis y 90,4% frente a la hospitalización hasta el año y medio.

Profundizando la investigación, a los 4 años y medio de la aplicación de las vacunas la prevención del dengue oscila entre el 54,3% y el 62%, correspondiendo la mayor cifra a las personas que han presentado dengue en alguna otra oportunidad. De esta forma se evidencia la diferente respuesta según el antecedente de infección pasada.

Se sabe que la reinfección por un serotipo distinto al primero agrava el pronóstico de la enfermedad. Por lo tanto, las personas con el antecedente de haber sufrido Dengue serían las más beneficiadas con la aplicación de la vacuna, contra los 4 serotipos.

Por el contrario, en niños sin este antecedente, la vacuna no demostró eficacia contra la enfermedad sintomática contra los serotipos 3 y 4 y la hospitalización con el serotipo 3.

La vacuna no se encuentra incluída en el calendario oficial y por lo tanto no es ni obligatoria ni gratuita. Son 2 dosis separadas por 3 meses y puede ser indicada en personas entre 4 y 60 años de edad que hayan o no padecido dengue en alguna oportunidad. Las defensas contra la enfermedad aparecen aproximadamente al mes de la primera aplicación.

La Organización Panamericana de la Salud no recomienda a la fecha la inmunización en forma masiva. La recomendación es que la introducción de la misma debe ser parte de una estrategia global de control de la enfermedad junto con una comunicación adecuada, el control de los mosquitos, la atención de los enfermos y una estricta vigilancia epidemiológica.

Dada esta última afirmación y el elevado costo de la vacuna, la primordial indicación de la misma es en las personas que posean antecedentes de haber presentado la enfermedad, por la posibilidad de sufrir Dengue grave durante un segundo episodio. Del mismo modo a personas que habiten en zonas con alto riesgo de transmisión que con frecuencia no pueden afrontar el costo de la vacuna.

Por otra parte, la aplicación de la misma durante un pico de contagios no generará defensas en forma inmediata. Además, la aplicación de la segunda dosis es una condición indispensable para la efectividad de la vacuna durante los años venideros.

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