¿QUÉ LE PUEDO DAR A MI BEBÉ?
Papillas y algo más
Septiembre 2024
La alimentación complementaria constituye el conjunto de alimentos sólidos o líquidos que se ofrecen al bebé y se incorporan a su alimentación en forma oportuna, gradual y progresiva. Se aconseja que se inicie a partir de los 6 meses de edad ya que la lactancia materna cubre los requerimientos nutricionales hasta ese momento, sumándose también aspectos madurativos que permiten su iniciación. En el caso de los niños no amamantados la introducción de estos alimentos suele realizarse antes, generalmente entre los 4 y los 6 meses de vida.
Existen “1000 días de oro” que abarcan desde la concepción del bebé hasta los 2 años de edad. Es un período de la vida muy importante y crítico donde la crianza debe estar orientada a favorecer el adecuado crecimiento, desarrollo y maduración del bebé junto a la prevención de patologías por carencias como la mal nutrición y enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad. De allí la importancia de la correcta alimentación principalmente durante este período.
Hay aspectos que pueden orientar a los padres o cuidadores en percibir al bebé preparándose para iniciar la alimentación complementaria. Comienzan a tener interés por las comidas de los adultos, mirando sus bocas e incluso los platos, pueden mantenerse más o menos sentados con soporte y pueden tomar alimentos con sus manos.
El reflejo de la lengua en relación a la succión puede inicialmente constituirse en un pequeño obstáculo para iniciar la alimentación semisólida. Sin embargo, progresiva y rápidamente el problema se va solucionando. Este aspecto implica principalmente que los adultos que intervengan en ese momento deban siempre tener tiempo disponible tanto real como emocional, considerando que es un proceso que se irá estableciendo, como se dijo, en forma paulatina.
La primera comida constituye un hito importante tanto en la vida del bebé como en la del adulto que le dará de comer, es un aprendizaje que puede al principio generar aceptación total, parcial e inclusive rechazo en algunos bebés. El “arte” de darles de comer incluye habilidades y creatividad para ir probando distintas maneras de presentar un alimento hasta lograr la aceptación.
El bebé generalmente necesita explorar y tocar el alimento que es nuevo y diferente a lo que venía recibiendo. Los padres o cuidadores suelen poseer muchas expectativas ante este acontecimiento que algunas veces contrastan con la realidad en sus inicios.
La comida del bebé debe llevarse a cabo en algún momento del día que los cuidadores dispongan y que pueda ser reiterado rutinariamente durante toda la semana. Se requiere que los adultos miren al bebé, que les hablen, los estimulen y eviten los dispositivos como celulares, televisores o tablets durante esos instantes. La variedad en los colores de los alimentos también es importante.
La lactancia materna, en los casos que se desea, puede continuarse, constituyendo una buena opción hasta los 2 años de vida.
Si bien tradicionalmente se suele comenzar con alimentos fáciles de preparar como papillas: puré de frutas, zapallo, zanahoria, etc., no hay actualmente una secuencia específica sugerida para la introducción de los mismos. Lo importante es la incorporación gradual de todos los grupos alimentarios.
A continuación, una lista que puede servir como guía para transitar este proceso:
- Carnes: Se recomienda que los niños reciban entre los 6 y 12 meses de edad un 50% de proteínas de alto valor biológico derivadas de fuentes animales. Pueden ser carnes rojas o blancas y siempre magras. Nunca administrar carne picada por su intervención en el síndrome urémico hemolítico. Tradicionalmente se evitaba el aporte de pescados hasta el año de vida. Las últimas investigaciones al respecto no han encontrado mayor incidencia de alergias relacionados a ellos.
- Frutas: Se pueden ofrecer todas las que están disponibles según el lugar y la estación del año, incluso la frutilla y el kiwi. No se les debe agregar bajo ningún aspecto azúcar ni otro endulzante. Los jugos de fruta no superan a los beneficios de la fruta entera por lo que se aconseja ofrecerla en forma de esa forma, sin semillas ni carozos.
- Verduras: Según la disponibilidad de la época y la región. Es mejor administrarlas con un poquito de aceite de oliva, maíz o girasol para mejorar la calidad energética, el sabor y su absorción. No administrar verduras de hoja como la espinaca, acelga o remolacha hasta los 9 meses dado el contenido de nitritos que pueden ser nocivos. La introducción de verduras crudas se recomienda a partir del año, siempre bien lavadas.
- Cereales: Por lo general están suplementados con hierro, siendo fuentes de energía. No deben contener azúcar agregada.
- Legumbres: Proveen hidratos de carbono, fibras, hierro y vitaminas. Se deben dejar en remojo previo a su consumo, bien cocidas y en forma de untables, pisadas o machacadas evitando el atragantamiento. Evitar las presentaciones en lata por el alto contenido de sodio.
- Huevo: Fuente de proteínas, vitaminas, minerales y grasas esenciales. Puede incorporarse tanto la yema como la clara desde los 6 meses. Siempre bien cocido, (duro) para evitar la contaminación con Salmonellas.
- Trigo/avena/cebada/centeno (TACC): Se pueden incorporar desde los 6 meses en forma gradual y creciente. No se ha demostrado mayor riesgo de padecer en el futuro enfermedad celíaca.
- Lácteos: La leche entera de vaca se puede incorporar desde los 12 meses de vida. Nunca antes. Similar conducta con los yogures. Se recomienda que sean enteros, no contengan frutos, semillas o confites. Tampoco se recomiendan los postres comerciales. Son más recomendables los quesos blandos que los duros, dados que estos últimos contienen alto contenido de sodio.
- No agregar sal a los alimentos especialmente en menores de 1 año. Tampoco miel.
- No administrar alimentos que pueden hacer atorar o atragantar: maníes, frutos secos, aceitunas, uvas enteras, etc.
- No agregar azúcar.
- Desaconsejar la ingesta de mate o té dado que disminuyen la absorción de hierro.
- Agua: Los bebés no requieren otro tipo de líquido que el agua potable.
Todos podemos tener preferencia por algunos sabores. Los bebés también. No hay que desalentarse si rechazan alguno de ellos. La alimentación debe ser variada. Por lo tanto, de ocurrir esto, espaciarlos y luego intercalarlos para seguir ofreciéndolos.
Así como la pintura es un arte, también lo constituye dar de comer a un niño, combinando sabores y colores, adaptándolos a las necesidades nutricionales de cada edad.
Fuente: Stier V. “Alimentación complementaria. ¿Qué, cómo y cuándo? Programa Nacional de Actualización Pediátrica. Sociedad Argentina de Pediatría. 2024.