¡S.O.S. EL BEBÉ TIENE CÓLICOS!
Los cólicos durante el primer trimestre de vida
Mayo 2013
El llamado cólico intestinal del lactante es un término utilizado tanto por padres y pediatras frente a cualquier episodio de llanto sostenido y reiterado del bebé, de inicio generalmente brusco, interrumpiendo algunas veces el sueño o la tranquilidad del bebé, hallándose hasta ese momento en muy buen estado general. Es un llanto difícil de calmar, acompañado de gran desasociego y desapareciendo siempre en forma espontánea.
Médicamente se los define como episodios paroxísticos de llanto e irritabilidad durante más de 3 horas al día, en por lo menos 3 días a la semana y con una evolución aproximada de 3 meses en un niño aparentemente sano.
Como se dijo anteriormente suele aparecer en el primer trimestre de vida. Sin embargo no hay evidencia que exista relación de estos episodios con la aparición de dolor abdominal. Diversos estudios intentaron relacionar la aparición de cólicos con episodios de llanto y dolor. Los mismos no lograron demostrar algún nexo significativo.
Teorías para explicarlos hay muchas: deglución de aire, inmadurez, incremento del peristaltismo intestinal, intolerancia a algún componente de la leche, etc. No obstante nada se pudo confirmar.
Lo cierto es que cada episodio suele poner en vilo a la familia, constituyéndose en un frecuente motivo de visita de «urgencia» a guardias y consultorios. Lo importante es estar informado acerca de estos cuadros teniendo la seguridad y confianza en que los mismos se superarán en forma espontánea y que, con el crecimiento se harán cada vez más aislados hasta finalmente desaparecer. Para ello se debe estar seguro que estamos frente a un niño sano. Por lo tanto el episodio difícilmente se acompañe de vómitos o diarrea. Son niños que poseen un crecimiento y desarrollo normales. Muchas veces se los confunde con llanto «por hambre». Un bebé alimentado a pecho exclusivo, a demanda y con buen incremento de peso en los controles no reclama de esa forma el alimento. No obstante es cierto que al acercarlo al seno materno el niño se sienta más tranquilo y seguro e incluso al succionar logre calmar en parte el llanto.
El control del bebé en el consultorio durante las primeras consultas debe poner en aviso la posibilidad de aparición de estos episodios. Con todo ello el diagnóstico de «cólico por gases» será el más probable y dará confianza a la madre, padre o cuidador del origen del desasociego del bebé. Lo más aconsejable entonces será transmitir esa seguridad al bebé. El niño justamente debe sentir cerca de su madre, compartir juntos un lugar tranquilo, alejado de ruidos y con poca luz. Las caricias, los masajes, (no sólo en la panza), hacen que el lactante se relaje y se sienta contenido. Por el contrario se deberá evitar el «paso» de brazo en brazo en busca de «alguien» que pueda calmar el llanto.
Generalmente los episodios comienzan a desaparecer a partir del segundo trimestre de vida. El hecho que ocurran o sean más intensos en el primer niño de la familia pueden demostrar que la confianza y la experiencia de los padres frente a los episodios contribuyen también a mejorar los síntomas.
No está demostrado la utilidad de medicamentos para evitar o disminuir la intensidad de estos cuadros. Muchos probablemente obren a la manera de placebos que sólo sirvan para tener en casa una gotita «salvadora» cuando el síntoma se presenta.