LAS ELEGIDAS
Las abuelas son los familiares más necesitados a la hora de cuidar a los chicos. Sea el lugar donde fuera, son las más convocadas, algunas veces para acompañarlos cuando están enfermos y no pueden concurrir al jardín o a la escuela. En otras oportunidades la abuela es la persona que cuida a los chicos a diario mientras los padres trabajan o estudian.
Según un artículo publicado recientemente, 70% de las abuelas encuestadas cuidaron un nieto por 6 meses o más. Las abuelas maternas son las más convocadas y el motivo más importante para la aceptación es dar sostén afectivo y económico a sus hijos.
Muchas familias dan por hecho esta forma de cuidado como un rol natural y esperado. La posibilidad de poder percibir a tiempo un problema de salud, prevenir accidentes o corregir conductas inadecuadas con una rápida comunicación con los padres son generalmente los motivos por los que la abuela suele ser elegida. Del mismo modo, la buena o mala relación con alguno de los integrantes de la pareja, la disponibilidad horaria, la predisposición y la propia salud inclinan la balanza para decidirse por la abuela para el cuidado de los chicos.
Sin embargo, muchas de estas abuelas, sobre todo las que conviven con los nietos o los cuidan durante mayor cantidad de horas, manifestaron sentirse agotadas en la citada encuesta. Algunas refirieron no disponer de tiempo para descansar, realizar actividades placenteras o cuidar su salud. Oscilan entre un estado de felicidad debido al amor entregado por los nietos, la alegría de verlos crecer y un estado de cansancio, estrés y sobrecarga. El mandato social de «deber ser» abuela es un peso demasiado fuerte en algunas de ellas, resultándoles en muchos casos muy difícil cuestionar o dejar entrever sentimientos de renuncia.
La toma de decisiones en relación a la crianza de los nietos es muy variable y tendría más que ver con la personalidad de la abuela y de los padres. No obstante, en la encuesta la mayoría dijo no sentirse responsable por la crianza de los niños y no interferir en manera alguna con las reglas paternas.
Finalmente, es oportuno citar una frase de las abuelas obtenida en la encuesta y que refleja el sentimiento ambivalente:
«- ¡Qué felicidad cuando llegan y qué felicidad cuando se van!»