Los efectos agudos y crónicos de la exposición solar

por | 29 enero, 2014

sol5¿POR QUÉ HAY QUE CUIDARSE DEL SOL?

Enero 2014

 

La exposición al sol suele relacionarse con una sensación de bienestar. Estar bronceado se relaciona generalmente con deporte, vida saludable y buen estado físico. Lo cierto es que la luz solar es necesaria para la síntesis de vitamina D y para el correcto funcionamiento del ritmo circadiano, aquel que le indica al organismo cuando es día y cuando noche, para que el metabolismo se adapte a estas dos distintos momentos.
Los niños pasan gran parte de su tiempo al aire libre y por lo tanto se encuentran inevitablemente expuestos a una mayor radiación solar. Se calcula que el ser humano, hacia los 18 años ha recibido el 80% de la radiación ultravioleta que recibirá en toda su vida. Las consecuencias negativas a evitar son tres: quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel y cáncer. El origen común de las tres entidades es la exposición inadecuada o inapropiada al sol. El daño a la piel se produce por la absorción de los rayos ultravioletas que generan respuestas inflamatorias que son agudas en el caso de las quemaduras y crónicas si hablamos del envejecimiento y el cáncer.

Efectos agudos:

La quemadura solar es una reacción inflamatoria de la piel como respuesta a la exposición al sol en forma intensa. Se caracteriza por el enrojecimiento, (eritema), luego de 3 a 5 hs de la exposición, alcanzando un máximo entre las 12 y 24 hs., tendiendo a desaparecer entre los 3 y 5 días. La inflamación puede variar de intensidad, provocando sólo enrojecimiento o también calor, dolor, ardor, hinchazón, (edema), de la zona e incluso ampollas. Si el área es extensa pueden acompañar también síntomas generales como fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y malestar general. Todos estos signos son secundarios al daño producido a las células de la piel que liberan sustancias inflamatorias, dilatación de los capilares con la consecuente permeabilidad, explicando de esta forma el edema.
El tratamiento es siempre conservador, consistiendo en el alivio de los síntomas mediante compresas frías, baños con avena, almidón de maíz, humectantes y analgésicos generales, (paracetamol), acompañados de una hidratación adecuada. No existe evidencia suficiente para la indicación de cremas con corticoides o con anestésicos locales. Estas últimas, incluso, pueden provocar reacciones alérgicas agravando aún más el cuadro. Tampoco se recomiendan los corticoides orales o parenterales ni antiinflamatorios orales como el ibuprofeno o el diclofenac.
El bronceado posee dos etapas. Durante la primera aparece un oscurecimiento motivado por la fotooxidación y redistribución de la melanina existente. La melanina es una sustancia producida por los melanocitos presentes en la piel, responsables del color de la misma. La segunda etapa se denomina bronceado tardío. Como respuesta a la continuidad de la exposición al sol los melanocitos se multiplican y aumentan su actividad, motivando un incremento en la melanina que oscurece aún más la piel. Esta reacción se evidencia recién a partir del tercer o cuarto día de la exposición y es máxima entre los diez días y las tres semanas.

No está probado que el bronceado constituya una protección contra los efectos agudos o crónicos del sol.

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Efectos crónicos:

La relación entre los distintos tipos de cáncer de piel y la radiación ultravioleta del sol está bien establecida. La exposición crónica o habitual aún sin quemaduras puede causar cánceres no melanomas. El desarrollo de melanomas está relacionado con exposiciones intermitentes y con quemaduras de sol frecuentes que suelen ocurrir durante la niñez. Las quemaduras solares durante la edad pediátrica se relacionan con un mayor riesgo de desarrollar nevos que constituyen también un factor de riesgo para desarrollar más adelante melanoma. Hay un factor acumulativo que se inicia en la niñez, constituyendo generalmente la etapa con mayor exposición. La radiación ultravioleta es considerada la de mayor potencial para provocar cáncer y su absorción por las células causa daños que, de no ser reparados, pueden convertirse en mutaciones iniciadoras de las neoplasias.
El envejecimiento de la piel se caracteriza por arrugas finas y profundas, sequedad, escasa elasticidad y pigmentación irregular secundarias al efecto más profundo y prolongado de los rayos ultravioletas. No suele observarse en los niños.

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¿QUÉ SON LAS FOTODERMATOSIS?

Constituyen un grupo de enfermedades originadas por una reacción anormal de la piel a la radiación solar. La frecuencia en la edad pediátrica es mucho menor que en los adultos, motivando en contrapartida que la exposición solar no se detenga. Debería sospecharse en niños que desarrollan quemaduras, hinchazón o picazón intensa luego de una exposición solar limitada o en aquellos que presentan una erupción o cicatrización en zonas expuestas como la cara, el escote y el dorso de manos o brazos.
La entidad más frecuente, conocida como erupción solar, se inicia generalmente en mujeres, el 10% entre los 6 y 14 años. Aparece durante los veranos luego de horas o días de exposición al sol considerable manifestándose como pápulas, vesículas, placas o ampollas generalmente acompañadas de prurito en zonas expuestas. Al cesar la exposición las lesiones se resuelven en un par de días sin dejar cicatriz.
Otro cuadro parecido lo constituye la urticaria solar. La misma, si bien rara, puede aparecer a cualquier edad como ronchas muy pruriginosas entre cinco a diez minutos luego de la exposición al sol.

Todo lo descrito resalta la necesidad de subrayar el uso adecuado de fotoprotectores, vestimenta y principalmente la de evitar estar al sol en horas de mayor radiación ultravioleta. Se debe resaltar la importancia capital de implementar estas medidas en los niños para prevenir la aparición de cáncer de piel en el adulto por efecto acumulativo.

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