¿Pulgar o chupete?

por | 22 enero, 2019

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PULGAR vs CHUPETE

Febrero 2019

A las 16 semanas de gestación, las ecografías fetales pueden mostrar un esbozo de reflejo de succión y a las 23 muchos de los futuros bebés  llevan sus dedos a la boca comenzando a succionarlos aún dentro del útero materno.  Esto viene a demostrar la importancia del reflejo de succión, que acompañado del de  búsqueda y  deglución permiten al bebé  la alimentación al pecho, extrayendo la principal fuente de energía para su crecimiento y desarrollo durante el primer año de vida.

La succión del pecho materno además permite,  mediante la ejercitación de la musculatura bucal, el normal desarrollo máxilo facial, previniendo futuras anomalías bucodentales.

El reflejo se convierte en forma rápida en un hábito que satisface las necesidades de alimento y de contacto íntimo con la madre, el momento de mayor placer y seguridad que todo bebé puede experimentar en esta etapa de la vida.

El hábito de succión es generalmente trasladado al chupete o incluso a los dedos pulgares, especialmente frente a situaciones en las que necesita consuelo, seguridad o incluso estimulación si se encuentra solo. Tanto el chupete como la tetina del biberón pueden llegar a confundir al bebé durante los primeros días de vida y provocar el abandono del pecho. Por lo tanto no se recomienda el uso de chupetes o tetinas durante este período.

Una vez afianzada la alimentación materna el chupete puede ser usado, especialmente para conciliar sueños y llantos. Algunas veces la succión rechaza el chupete y elige algún dedo de las manos, especialmente los pulgares.

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La succión del dedo pulgar suele preocupar a los padres en mayor medida que el chupete.

¿Cuándo es aconsejable que el niño deje de usar chupete o usar su pulgar? En principio la succión no debería prolongarse más allá del comienzo de la erupción de los dientes incisivos definitivos. Se estima que la edad límite serían los 4 años. Más allá de este lapso la succión puede originar alteraciones en el desarrollo de los dientes y los maxilares.

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La succión del pulgar provoca mayores inconvenientes dado que la superficie de los mismos es más dura que la de los chupetes, sin aliviar la tensión producida por los maxilares. Las deformidades bucodentales son generalmente más evidentes con la succión de pulgares. La llamada mordida abierta y los paladares profundos son producto de las características anatómicas y de la longitud de los dedos que facilitan aún más las deformidades.

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La succión del pulgar además motiva la mayor frecuencia de infecciones, en especial gastrointestinales, dado que es difícil que la mano de un niño se encuentre debidamente higienizada. La contaminación con tierra y arena suele ser frecuente.

Otro aspecto a considerar es el dedo del niño. Su piel ante la constante humedad provocada por la succión suele encontrarse con hematomas, erosiones o incluso pequeñas heridas que pueden infectarse fácilmente. El crecimiento y desarrollo de la uña también suele verse afectado.

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Generalmente es más fácil desalentar el uso del chupete que la succión de algún pulgar. Un sencillo razonamiento refuerza este concepto, dado que el  primero se encuentra por fuera del niño mientras que el otro es parte de su cuerpo.

La tarea no suele ser del todo sencilla, especialmente cuando el niño llega a los 3 o 4 años con dicho hábito.

Nunca se debería ridiculizar al niño por dicha situación, menos aún castigarlo. En cambio suelen ser útiles los premios por no  succionar el pulgar, estimulando dicha actitud.

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Es importante que ambos padres y cuidadores coincidan en recordar al niño que no debe hacerlo cada vez que perciban dicha situación. La utilización de modelos en hermanos o incluso muñecos puede dar resultado. Muchas veces la resolución de conflictos en la familia puede facilitar el abandono del hábito.

No son para nada recomendables la utilización de vendajes sobre los pulgares y menos aún la topicación de sustancias con gusto desagradable que sólo llevan a una disminución en la autoestima del niño.

Por todo lo expuesto es fácil concluir que la utilización del chupete desde civilizaciones remotas tiene su fundamento y sus beneficios siempre y cuando pueda ser abandonado en edades adecuadas previniendo las malformaciones buco dentales comentadas.

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