Dificultad respiratoria

por | 13 julio, 2014

 dificultad respiratoria2SIGNOS Y SÍNTOMAS PARA TENER PRESENTE Y ESTAR ALERTAS


 Julio 2014
Llega el invierno y los consultorios de pediatría y en especial las guardias se congestionan de pacientes. Son los meses de mayor demanda de atención y también en forma paralela de las internaciones. Frecuentemente las camas disponibles no alcanzan para alojar a tantos niños con enfermedades respiratorias. Lo mismo ocurre con las bocas de Oxígeno y con los respiradores frente a casos muy graves.
Los síntomas que acercan los niños a las guardias pueden ser la fiebre, los mocos, la tos, pero, el signo más importante a detectar, especialmente en los niños pequeños, es la dificultad respiratoria.
Ocurre que estos últimos lógicamente no pueden expresar con sus palabras lo que sienten. Si pudieran nos dirían que poseen dificultad para llevar el aire a sus pulmones y del mismo modo para sacarlo al exterior. O sea, para realizar el movimiento respiratorio habitual necesitan utilizar músculos respiratorios supletorios y usar al máximo los que en condiciones normales realizan esa función. Este mecanismo intenta compensar la disminución de la entrada de aire por una obstrucción en alguna parte del árbol respiratorio. Así la utilización intensa del diafragma con el agregado de los músculos intercostales provoca el denominado «tiraje». O sea, la panza del bebé se mueve con cada movimiento respiratorio. Del mismo modo, los espacios entre las costillas se inflan y se desinflan acompañando a los mismos. En los bebés muy pequeños también suele observarse el movimiento de las aletas de la nariz y el de la cabeza a modo de cooperación con los otros músculos respiratorios. Dicho esfuerzo logra muchas veces mejorar el ingreso y el egreso del aire a expensas de mayor gasto de energía. A pesar de la efectividad del mecanismo, el lactante, si la obstrucción se mantiene o empeora, puede agotarse y por lo tanto agravar el proceso de la enfermedad. Comienza a acumularse dióxido de carbono. Los pulmones tienen dificultad para llevar el aire al exterior por medio de la espiración y del mismo modo ingresar Oxígeno por medio de la inspiración.

 

La bronquiolitis suele ser el cuadro que más frecuentemente provoca la evolución descripta. Los meses entre abril y octubre son los que mayores casos presentan, en especial al final del otoño y comienzos del invierno. Como se sabe es una enfermedad provocada en forma preponderante por virus entre los cuales se destaca especialmente el llamado «sincicial respiratorio».
Una forma eficaz para conocer la evolución de la enfermedad obstructiva es medir la cantidad de oxígeno que transporta la sangre por intermedio de la hemoglobina. Por medio de sensores, los llamados «saturómetros» adosados generalmente a algún dedo permiten valorar la dificultad respiratoria y concluir si existe una merma en el transporte del vital gas a los tejidos. Dichos aparatos si bien suelen utilizarse en los servicios de guardia no son de fácil acceso o interpretación para aquellos que no son médicos.                                      dificultad respiratoria
Lo importante es cómo valorar la evolución de una dificultad respiratoria en una casa, en un hogar. Los padres deben estar entrenados en la pesquisa de signos que permitan identificar la dificultad respiratoria y poder incluso valorar la evolución de la enfermedad, Son pautas de fácil identificación e incluyen generalmente una serie de variables muy importantes a tener en cuenta en el momento de decidir una rápido traslado o regreso a la guardia.
Todas parten de la observación del niño con el torso desnudo. Toda dificultad incluye un aumento en la frecuencia de los movimientos respiratorios. Será útil comparar la misma con la que poseía en algún momento dado para poder evaluar en parte la evolución de la dificultad. La visualización del «tiraje», mencionado anteriormente habla siempre de compromiso respiratorio. La intensidad del mismo desde una leve retracción del abdomen hasta una visualización de las costillas en cada respiración debe hacer pensar en el agravamiento de la enfermedad y motivar una rápida consulta. Más aún si el niño mueve o flexiona levemente la cabeza en cada respiración.
Todos estos signos son importantes a la hora de valorar el estado del niño, incluso referidos telefónicamente al médico de cabecera pueden acelerar la decisión de trasladar al niño hacia un centro asistencial o, a la inversa, continuar el tratamiento ambulatorio.
Hay otros signos que se pueden tener en cuenta y que conviene tener presentes pero siempre acompañando a los ya descriptos. Un niño que no puede dormir dada su dificultad para respirar habla generalmente de gravedad, lo mismo la imposibilidad de alimentarse.

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En síntesis, más allá de síntomas inespecíficos como los mocos y la tos, la dificultad respiratoria constituye un signo que los padres o cuidadores del niño deben reconocer. La precocidad en su detección muchas veces significa iniciar un tratamiento precoz que facilite una más rápida recuperación.