Resistencia bacteriana a los antibióticos

por | 29 octubre, 2019

LA RESISTENCIA

Los microbios se defienden

Noviembre 2019

Los antibióticos son medicamentos que se usan para  tratar o prevenir enfermedades infecciosas bacterianas.

La aparición del primer antibiótico, la penicilina, durante la primera mitad del siglo XX, constituyó uno de los principales logros en la curación de enfermedades. Muchas infecciones que parecían incurables en esos tiempos comenzaron a resolverse gracias al tratamiento antibiótico.

A la penicilina le siguieron con el transcurso del tiempo una gran cantidad de antibióticos, algunos como derivados de la misma droga madre, otros de naturaleza totalmente distinta a la misma pero con efectividad comprobada contra gérmenes, especialmente contra los que la penicilina no parecía eficaz.

Los antibióticos se convirtieron así en una medicación casi insustituible para casi cualquier enfermedad y de fácil acceso al público en general.

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En forma paralela se comenzó a observar que las dosis de antibióticos para atacar a las mismas infecciones y lograr los efectos deseados debían ser cada vez mayores. Con el paso del tiempo muchos gérmenes que parecían sensibles a determinado antibiótico ya no respondían a la medicación a pesar del incremento de su dosis. La resistencia bacteriana entró entonces en escena, desafiando a los científicos a elaborar teorías que explicaran el motivo de tal fenómeno y la forma de evitarla.

El uso indiscriminado de antibióticos es la causa fundamental del incremento en la resistencia de los gérmenes. El impacto de estos medicamentos sobre la flora bacteriana que todos poseemos en el organismo (microbiota) favorece el desarrollo de bacterias resistentes que al reproducirse comienzan a constituirse en la flora predominante. El fenómeno mencionado representa un grave problema al momento de establecer tratamientos, especialmente en las infecciones graves y en especial en las que ocurren en pacientes internados.

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Según la OMS la causa principal de la resistencia estaría motivada en: a) el uso  excesivo de los antibióticos que se observa en muchas partes del mundo, especialmente en los casos de infecciones sin importancia, b) del uso incorrecto por tratamiento inapropiado y c) del abandono del tratamiento sin cumplir el tiempo estipulado por el facultativo.

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Debido a todo esto se desarrollan en forma casi permanente nuevos antibióticos para atacar poblaciones de microorganismos que se presentan resistentes frente a todos los conocidos. En tal sentido se descubren nuevas sustancias químicas y en forma más frecuente se modifica la composición de otros logrando así mayor éxito contra determinado tipo de infecciones.

Es de vital importancia generar cambios profundos en la modalidad de utilización de los antibióticos, ya que, aunque se desarrollen nuevos compuestos, si no se modifican las conductas en cuanto al uso de los mismos la resistencia seguirá aumentando y será un problema de salud pública cada vez más grave. El antibiótico no es un medicamento que se deba expender sin receta médica, tampoco constituye una droga que baje la fiebre o mejore un catarro. Los antibióticos no atacan a los virus y el uso indiscriminado de los mismos provoca la destrucción de la flora bacteriana comensal y su reemplazo por microbios resistentes y peligrosos. Muchas diarreas prolongadas son el resultado de este fenómeno.

Siempre se debe recordar que:

  • No todas las enfermedades inflamatorias son infecciosas.
  • No todas las infecciones son bacterianas.
  • No todas las infecciones bacterianas requieren tratamiento antibiótico.

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