Las pantallas y el sueño

por | 31 enero, 2021

Una luz durante las noches

PANTALLAS ELECTRÓNICAS Y MELATONINAreloj1

Febrero 2021

El denominado “reloj circadiano” que todos poseemos se encuentra ubicado en el hipotálamo, una glándula de gran importancia dentro del cerebro, responsable de la liberación de transmisores químicos que modulan el comportamiento de distintos órganos del cuerpo. El mencionado “reloj” es el encargado de modificar distintas funciones y estados del organismo según sea el día o la noche.

Las retinas ubicadas en los ojos son las responsables de la llegada de los estímulos lumínicos al mencionado reloj, informando sobre la luminosidad del día al despertar y la oscuridad tanto de la noche como de la provocada por el cierre de los párpados para conciliar el sueño. Numerosas hormonas modifican su secreción en todo el cuerpo gracias a la información suministrada por el “reloj”.

Una de las hormonas relacionadas con este mecanismo es la melatonina, conocida inductora del sueño. El denominado “reloj” incrementa su secreción en los momentos previos al descanso nocturno debido principalmente a la información transmitida por los receptores de ambas retinas.

Un reciente trabajo científico realizado en niños entre 3 y 5 años de edad ha estudiado los efectos de la luz de las tabletas o aparatos similares durante la noche, antes de irse a dormir. El mencionado trabajo demuestra un significado descenso de la secreción de melatonina nocturna luego de una hora de interacción con estas pantallas. Del mismo modo se observó que tal disminución persistía al menos 50 minutos luego de la estimulación lumínica y que finalmente los niveles de melatonina no retornaban a los niveles considerados normales en niños de esa edad.

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Estos hallazgos se complementan con datos que demuestran que son justamente los niños y los adolescentes los más sensibles a los efectos de la luz y la supresión en la liberación de melatonina. Dicho fenómeno se debería en gran parte a la mayor y mejor transparencia de los ojos jóvenes y pupilas generalmente más dilatadas en comparación con las de los adultos. Esto hace que los niños sean aún más sensibles a la relación entre la luz ambiental y la secreción de melatonina.

reloj4La costumbre del uso de tabletas electrónicas en estas edades durante las noches es cada vez más frecuente. Del mismo modo la edad del inicio de esta práctica es cada vez más precoz. Las recientes estadísticas informan que en los últimos años se ha triplicado el tiempo que los niños dispensan a estos aparatos y que el 90% de los padres consultados reconocen que sus hijos comienzan a interactuar con ellos desde antes de los 2 años de edad.

Todos estos hallazgos no son muy distintos a los que encontramos en muchos hogares de nuestro medio. El control parental parece estar sólo circunscripto al contenido de las pantallas sin tener en cuenta el tiempo que el niño transcurre frente a ellas. Sumado a ello, la pandemia llevó a grandes y chicos a pasar muchas horas en casa, no dependiendo de levantarse temprano para concurrir a escuelas y prolongando el tiempo de juego durante las noches. La consecuencia de todos estos fenómenos es casi inevitable. La dificultad para ir a la cama, conciliar el sueño y luego levantarse se hace cada vez más importante y se va agravando como un círculo vicioso motivando la consulta al especialista.

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Es bien conocido el efecto de la melatonina en la inducción del sueño. Sus virtudes son publicitadas a diario en medicamentos para contrarrestar el insomnio en adultos. Lo que no todos conocen es la intervención de la melatonina en numerosos procesos biológicos más allá de facilitar el sueño. Entre ellos la regulación de la temperatura, la presión arterial y la glucemia durante el día y la noche. En forma adicional, la melatonina funciona como un importante antioxidante que interactúa con variados componentes celulares.

Estudios en adultos han demostrado que el tiempo nocturno inapropiado de sueño durante períodos prolongados puede llevar a alteraciones psicológicas variadas, habiéndose referido también la mayor frecuencia de cáncer y obesidad.

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No debemos olvidar, según la investigación referida, la mayor sensibilidad de la melatonina a la luz en niños y adolescentes, haciéndolos fácilmente susceptibles de padecer en el futuro problemas debido a su inadecuada estimulación o inhibición.

Esperemos que el reinicio de la escolaridad presencial vaya en parte disminuyendo la frecuencia de estos hábitos, especialmente en niños pequeños, sumado a la concientización de los adultos responsables sobre los potenciales peligros.

Fuente: Lamese D. y col. “Sensitivity of the circadian system to evening bright light in preschool-age children” 2018

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