Una oportunidad para iniciar o retomar prácticas saludablesMarzo 2014
Todos los años se renueva la feliz rutina. Comienzan las clases. La vida, no sólo la de los escolares, cambia. Se modifican los horarios de la casa y las actividades de toda la familia vuelven a depender en gran parte de lo que acontece en la escuela.
Antes del inicio es conveniente aprovechar la oportunidad para realizar un completo examen clínico del niño por parte del médico pediatra. Generalmente durante la edad escolar los controles de salud son anuales y el inicio de clases es un buen momento para cumplirlos. Según profesionales de experiencia, en alrededor de un 7% de estas consultas se detectan patologías ocultas de importancia.
Es momento también de tomar la cartilla de vacunaciones y llevárselas al médico. Los niños deben recibir a los 6 años las vacunas Sabín, contra la poliomielitis, la DPT o triple, que protege contra la coqueluche, la difteria y el tétanos y la triple viral contra el sarampión, la rubeola y la parotiditis. A los 11 años se aplica la triple acelular y las niñas además reciben la vacuna VPH. (virus papiloma humano). La visita al pediatra puede complementarse también con la consulta al odontólogo y al oftalmólogo. Cada vez más colegios solicitan al ingreso controles oftalmológicos. De esa forma se suelen detectar afecciones como la miopía y la hipermetropía que pueden provocar desatención en clase y dificultad en comprender consignas.
Otra oportunidad que brinda el comienzo de clases es la de reforzar hábitos de buena alimentación.
Se debe dar importancia al desayuno antes de concurrir a la escuela por la mañana. Se ha demostrado que el rendimiento escolar, en especial de las primeras horas, tiene directa relación con la primera comida del día en la casa. Lamentablemente se observa en forma más frecuente la ausencia del desayuno antes de ir al colegio. Muchos chicos reciben su primer alimento durante la colación de algún recreo, habiendo transcurrido algunas veces más de 12 horas de ayuno después de la última comida durante la noche. Otras veces, camino a la escuela, el niño ingiere golosinas con escaso valor calórico sin haber desayunado que agrava aún más la situación. Del mismo modo, es importante aprovechar el comienzo de clases para reinstalar el hábito de las 4 comidas diarias. El ritmo de las vacaciones, el calor, los viajes hacen muchas veces perder la frecuencia de las comidas y el saludable hábito de beber agua. Desde ya, será importante la composición de una dieta balanceada y saludable, que incluya a las viandas y al eventual consumo en los kioscos escolares.
Los hábitos de higiene pueden y deben ser renovados en cada familia. Lavarse las manos cuando se llega de la escuela, antes de comer, luego de ir al baño y después de jugar con las mascotas.
Los niños no deben iniciar las clases con piojos. Los padres deben mantener una conducta constante para prevenir y tratar la pediculosis. No es patrimonio de la escuela la lucha contra la misma. El pelo recogido en las niñas facilitará su prevención.
Es importante que los niños que iniciaron una actividad física o algún deporte durante las vacaciones lo continúen en época de clases. Lo ideal sería que se practique al menos tres veces por semana procurando que tengan espacio para desarrollar su actividad.
Por último, no debemos olvidar la adaptación de cada hogar a la actividad escolar por iniciar. No es recomendable finalizar las vacaciones el día anterior al inicio de clases. Esto último no se refiere exclusivamente al viaje de retorno. Muchos hábitos iniciados durante las mismas deben modificarse: el excesivo uso de la computadora o el celular, la tv en horarios no aconsejables, los videojuegos, el ruido o la actividad durante altas horas de la noche.