¡Hace poco pis!

por | 8 febrero, 2014

no hace pis2¿Cuándo alarmarse?  ¿Cuándo hay que preocuparse?

Febrero 2014

El bebé disminuye la frecuencia de pañales mojados o directamente pasan muchas horas sin necesitar cambiar el pañal. Lógicamente esto llama la atención de los padres y consultan a la guardia o al pediatra de confianza por ese motivo.

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La disminución en la producción de orina, (oliguria), tanto como la falta total de su eliminación, (anuria), son signos importantes siempre a tener en cuenta. Los riñones son los responsables de la filtración de la sangre que les llega por capilares sanguíneos, eliminando sustancias o desechos junto con agua y electrolitos conformando lo que conocemos como orina. La misma, una vez producida es llevada por los uréteres a la vejiga desde donde, finalmente por intermedio de la uretra es eliminada del organismo. Esto quiere decir que, en la eliminación de la orina, intervendrá la cantidad de sangre que les llegue a los riñones, el funcionamiento de los mismos y la conducción hacia el exterior por intermedio de los uréteres, la vejiga y la  uretra.

Generalmente la consulta de los bebés es motivada por la disminución de los pañales mojados. En estos casos es importante comprobar el estado general del niño. Se debe conocer cómo se está alimentando, si tuvo fiebre, si presenta diarrea y si hay modificaciones en el comportamiento habitual del bebé. En la gran mayoría de los casos los bebés no presentan enfermedad. Generalmente se constata una disminución en el ingreso de líquidos o una eliminación de los mismos por otros medios: materia fecal, transpiración, etc. Todo lo que implique una disminución en el aporte de agua o una pérdida elevada de la misma, como por ejemplo una diarrea, motiva una reducción en la cantidad de orina emitida, (diuresis), sumado a una concentración de la misma. En caso de fiebre o días de intenso calor suele también perderse líquido por transpiración,  motivando el “ahorro” de agua por intermedio de los riñones. Cuando los niños se encuentran con signos de deshidratación la disminución de la diuresis es evidente, motivada generalmente por vómitos y diarreas que reducen el contenido de líquido y sales del organismo. Debido a ello los riñones disminuyen también la diuresis incrementando generalmente la concentración de la orina. En todos estos casos la indicación es aumentar el aporte de líquidos. Los bebés alimentados a pecho deben continuar con el mismo, aumentando la frecuencia de las mamadas. Los que ya reciben alimentación complementaria deberán recibir más agua y generalmente electrolitos si se encuentran con diarrea.

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Otro tema es cuando los riñones son los que funcionan mal, produciéndose menos orina. Estos casos, más frecuentes en niños más grandes, suelen presentar signos y síntomas secundarios al mal desempeño renal y a la enfermedad que originó el cuadro. Habitualmente el estado general se encuentra alterado, se pueden encontrar edemas y signos variados que pueden orientar al diagnóstico de la enfermedad: fiebre, diarreas, brotes en la piel, en especial petequias, (puntos de sangre sobre la misma), edemas, etc. A ellos se pueden agregar signos neurológicos motivados por la acumulación de metabolitos que no pueden ser eliminados. La escasa orina puede presentar sangre tanto macro como
microscópica. En estos casos, el niño debe ser monitoreado en forma exhaustiva controlando los líquidos que ingresan en relación a los que egresan. Los riñones al no funcionar en forma correcta no pueden ser sobrecargados. Dicha sobrecarga puede provocar falla cardíaca. Por tal motivo se deben controlar generalmente los ingresos de sal y proteínas mientras se prolongue la alteración renal. Este es el caso de la insuficiencia renal provocada entre ellas por distintas clases de                    glomerulonefritis y por el síndrome urémico hemolítico.

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Otras veces la orina producida en los riñones no puede ser eliminada correctamente debido a obstrucciones a nivel de los uréteres y la uretra. Generalmente en los bebés se trata de mal formaciones del árbol urinario que motivan, en especial la de los primeros, acumulación de orina en niveles superiores con la consiguiente lesión renal. Aunque raros en pediatría, la litiasis o cálculos sobre uréteres obran en el mismo sentido, originando como en el adulto intenso dolor.

Para concluir, la consulta al médico no debe ser postergada frente a un niño que orina menos de lo que consideramos habitual. Es importante para la mejor orientación considerar el estado general del niño, la presencia de fiebre, vómitos, diarrea y el aporte de líquidos durante las últimas 24 horas.