Los pies del recién nacido

por | 26 febrero, 2024

El pie bot, también conocido con el nombre de pie zambo o equino, es un defecto de uno o ambos pies de un recién nacido que suele involucrar a huesos, articulaciones y músculos. La deformidad tiene 4 componentes clave: La parte media del pie tiene un arco alto (cavo), el antepié está doblado hacia adentro(aducto), el talón está girado hacia adentro (varo), y el talón apunta hacia abajo (equino).

Un bebé con un pie bot idiopático aislado tiene un examen físico completamente normal excepto por el pie y la pierna involucrados.

Se debe hacer aquí la salvedad de que la patología a la cual estamos haciendo referencia es de origen congénito y no está relacionado con las deformidades ocasionadas por la posición del pie durante el embarazo que, generalmente, pueden corregirse con simples maniobras.

La incidencia del pie bot idiopático es de aproximadamente 1 a 2 por 1000 nacimientos, resultando en cada año 150.000 a 200.000 niños con esta afección en todo el mundo. Hay una preponderancia de 2 a 1 en varones, siendo entre un 30 al 50 % bilaterales. Es típicamente una anormalidad congénita aislada y probablemente secundaria a múltiples factores genéticos. Como prueba de ello, si un padre tuvo pie bot o un niño en la familia posee ese antecedente, la posibilidad de un nuevo bebé con la misma patología se incrementa en 1 a 35.

La deformidad del pie bot puede ser descubierta durante las ecografías prenatales.

Puede ser detectado a las 13 semanas de gestación usando ecografía transvaginal y a las 16 semanas de gestación utilizando ecografía transabdominal.

Frecuentemente el diagnóstico prenatal ocurre en la cita ecográfica de rutina a las 20 semanas de gestación, obligando al especialista en esta técnica a descartar algunas anomalías esqueléticas en otras regiones del feto. Lo mismo ocurrirá luego del nacimiento cuando el pediatra investigue la posibilidad de alguna otra deformidad que pueda determinar un síndrome.

La severidad de un pie bot en un recién nacido está determinada más por la flexibilidad del pie que por su apariencia. Esto es, la facilidad o dificultad de llevar el pie a su posición normal mediante maniobras manuales. Cuando la afección es leve, el compromiso puede ser ligamentario o muscular. En forma contraria, la gravedad del mismo implica el compromiso de huesos y articulaciones que hacen casi imposible volver el pie a su posición normal. Muchos casos se acompañan de pantorrillas más pequeñas del lado afectado.

Los niños y adultos que no son tratados tendrán importantes dificultades en la deambulación, caminando sobre el lado lateral o dorsal del pie. Sumado a ello, no podrán usar zapatos estándar ni desarrollar actividades deportivas. Del mismo modo las posibilidades laborales estarán frecuentemente reducidas.

La resolución de la deformidad y la posibilidad de una deambulación normal durante la vida está siempre a cargo de un especialista en traumatología infantil.

Cuando la deformación es leve la corrección puede consistir en llevar el pie a su posición normal mediante simples férulas. Sin embargo, los cuadros moderados a severos, que poseen compromiso ósteoarticular necesitan tratamientos más complejos mediante métodos que incluyen varios pasos hasta llegar a normalizar la posición del pie. Uno de ellos es el método denominado “Ponseti”, en homenaje a su creador. Sus etapas incluyen el uso de férulas, yesos y algunas veces cirugía con el fin de liberar tendones. Todo ello en el transcurso de varios meses.

Una parte también importante del plan es la estabilización de la posición ya corregida a fin de que no ocurran recaídas que lleven el pie en forma progresiva a la situación anterior.

La extensión y las características del método hacen que la adherencia de los padres al tratamiento se constituya en el factor más importante para el éxito del mismo y en la prevención de las recurrencias de la posición anómala.

No es fácil mantener a un niño en un aparato ortopédico, férulas o yesos, en especial durante las noches y en períodos prolongados. Por lo tanto, la capacidad del pediatra y el cirujano ortopédico para motivar y apoyar a los padres para completar el programa de estabilización es tan importante como la corrección inicial de la deformidad.

Contando con ese apoyo, las tasas de recuperación total de la deformidad llegan a superar el 90 % en los centros médicos especializados.

El objetivo final a largo plazo es lograr que todo niño que nazca con pie bot congénito idiopático tenga acceso a métodos, como el comentado anteriormente, para lograr un pie libre de deformidad, funcional y confortable para evitar secuelas e inequidades en el acceso social y laboral a largo plazo.

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