CONJUNTIVITIS EN JARDINES Y ESCUELAS
Control, prevención y complicaciones
Julio 2024
La conjuntivitis es la infección ocular más frecuente a toda edad, en todo tipo de población o región del planeta.
La conjuntiva es una membrana translúcida que cubre la parte visible de la esclerótica, (la parte blanca que apreciamos del ojo), que delinea los párpados. Se denomina conjuntivitis a su inflamación manifestándose habitualmente por congestión, (ojos rojos) y secreciones que pueden observarse sobre pestañas y párpados.
Niños y adolescentes son especialmente afectados por esta patología, siendo habitualmente diagnosticados en servicios de guardia.
Los virus causan el 80% de los casos de conjuntivitis infecciosa aguda en adultos, pero menos del 20% de los casos pediátricos. Sin embargo, los niños suelen presentarla asociadas a cuadros respiratorios altos como los catarros de origen viral, contaminándose rápidamente con bacterias, incrementando generalmente de esa forma la inflamación.
La secreción acuosa es típica de las conjuntivitis virales que comienza a espesarse en el caso de la contaminación bacteriana. Es habitual encontrar en estos niños mocos por nariz, tos, fiebre y en chicos más grandes dolor de garganta.
La conjuntivitis viral es tan frecuente como contagiosa, constituyéndose muchas veces en la preocupación de jardines y guarderías dado que, tanto niños como docentes suelen verse afectados.
En estos casos, los virus pueden recuperarse de las manos de casi la mitad de las personas infectadas y pueden sobrevivir más de un mes en objetos de plástico y metal.
La frecuente compañía de catarros o estados gripales indican que los virus involucrados son los mismos. Entre ellos, el adenovirus y los de la gripe. A ellos se les agregarán bacterias que suelen complicar y prolongar los cuadros.
Hay otros virus que pueden provocar conjuntivitis, por ejemplo, el de la varicela, los virus de infecciones intestinales, el del sarampión, la rubeola, los coronavirus, etc.
Si bien la presencia de conjuntivitis como parte de otra enfermedad puede considerarse muchas veces un evento “superficial”, la misma constituye una infección ocular que siempre debe controlarse en forma adecuada. Las infecciones en los ojos pueden llegar a ser una causa importante en la pérdida de la visión.
Las bacterias son responsables también de conjuntivitis, aisladas o en asociación con los virus como vimos anteriormente. La secreción conjuntival espesa y las costras matutinas denotan su presencia. Los estafilococos, estreptococos y el hemophilus son los generalmente involucrados y requieren por lo tanto antibióticos locales para el tratamiento.
Existen también conjuntivitis bacterianas especiales como son las provocadas por los meningococos y los gonococos. Ambos producen secreción abundante y copiosa. El primer grupo puede acompañar a una infección invasiva general y el segundo grupo constituye generalmente parte de una infección de transmisión sexual. En estos casos el tratamiento también se debe realizar por vía general atacando especialmente a estos gérmenes.
Toda conjuntivitis en sus orígenes requiere de la limpieza de las secreciones y/o costras por medio de gasitas limpias embebidas por ejemplo con té frío liviano. El colirio antibiótico en caso de ser necesario sólo debe ser indicado por un facultativo. En ningún caso se debe concurrir a la escuela o al trabajo mientras persistan los signos y los síntomas de la infección. La higiene y el lavado de manos son fundamentales.
Una de las complicaciones más temidas de la conjuntivitis es el compromiso de la córnea. La córnea constituye la capa externa del ojo. Es un tejido transparente que interviene en la refracción y transmisión de la luz- Su inflamación se denomina “queratitis”. Es necesaria una córnea clara para el enfoque y la transmisión de las imágenes. Su afección dificulta en distintos grados la visión. La lesión más característica es la úlcera sobre su superficie producida por virus o bacterias. Existen factores de riesgo para su producción. Entre ellos, el uso de lentes de contacto, traumatismos sobre el ojo, enfermedades propias de la córnea y ojos secos severos.
El compromiso de la córnea se manifiesta generalmente por dolor, ojo rojo, fotofobia y dificultad en la visión.
En relación a la utilización de lentes de contacto, especialmente en niños y adolescentes, estudios en Estados Unidos demuestran que el uso de las mismas es el factor más importante para el desarrollo de las queratitis. Las malas prácticas en cuanto a su utilización serían las responsables del compromiso corneal. Estas prácticas incluyen bañarse o dormir con las lentes puestas o enjuagarlas o guardarlas en forma o medios inadecuados y el reemplazo de las mismas con menos frecuencia de lo recomendado.
Los estuches para lentes desarrollan una biopelícula de bacterias, (por ejemplo, a partir del agua corriente), por lo que deben reemplazarse con regularidad.
Aproximadamente, el 90% de las queratitis relacionadas con lentes de contacto son producidas por bacterias a las que se agregan algunas veces hongos.
Los traumatismos oculares ocupan también un lugar destacado en el desarrollo de úlceras sobre la córnea que, posteriormente, suelen contaminarse con los mismos gérmenes comentados.
Las queratitis se diagnostican en forma fehaciente por medio del examen instrumental realizado por el especialista. Su tratamiento requiere también medicación antibiótica tópica y analgesia para calmar el frecuente dolor.
En síntesis, lo frecuente de las conjuntivitis no debe dejarnos ocultar que constituyen infecciones que pueden provocar en forma temporaria o definitiva la pérdida de visión en caso de complicaciones. Estar atentos a su aparición puede facilitar el diagnóstico y el tratamiento. El lavado de manos y el aislamiento de los afectados constituyen también pilares fundamentales para reducir los contagios y evitar complicaciones.
Fuente: Marlene L. Durand y col. “Infecciones oculares”. N Engl J Med. 2023. (Traducción, resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol