La transpiración en bebés y niños

por | 23 diciembre, 2023

¡Con el sudor en la frente…!

¿TUS HIJOS TRANSPIRAN MUCHO?

Enero 2024

Es frecuente la consulta por niños que, según sus padres o familiares, transpiran mucho o evidencian habitualmente sudor en distintas partes del cuerpo, acompañados o no de olor.

La sudoración es uno de los mecanismos con los que cuenta el organismo para regular la temperatura corporal liberando calor. El sistema nervioso autónomo es el encargado de transmitir señales a las glándulas sudoríparas, ubicadas en distintas partes del cuerpo que, secretando líquido refrescan la piel, disminuyendo de esa forma la temperatura.

Este mecanismo no está totalmente desarrollado en bebés y en niños pequeños por lo que quedan más expuestos al sobrecalentamiento. No obstante, como se dijo en el párrafo anterior, muchos adultos se sorprenden con el sudor de un lactante o un infante, motivando la consulta al pediatra.

 

El sudor de un bebé suele encontrarse sobre la frente, la espalda, el pecho o incluso en las manitos, generalmente en las mañanas cuando el niño se despierta. Suele deberse en la mayoría de los casos a sobre abrigo en la cuna. Otras veces se percibe cuando se encuentra en el cochecito o bebesit obedeciendo al mismo motivo. Estas situaciones obligan a disminuir el abrigo e incrementar en forma adecuada la hidratación. En otros casos la sudoración en la frente ocurre durante la alimentación de los niños pequeños, secundaria a la succión vigorosa del pecho o biberón que implica un incremento de la actividad muscular, originando el calor que debe de alguna forma liberarse. Otras veces, en niños más grandes, los sueños intensos o pesadillas con despertares bruscos son los orígenes de la sudoración.

 

El sudor suele también estar presente frente a cuadros febriles, en los que el organismo, con el fin de disminuir la temperatura corporal, libera el calor por este medio.

Normalmente el sudor no tiene olor. Sin embargo, la descomposición del mismo efectuado por microorganismos que puedan habitar sobre la piel provocan el característico aroma a transpiración que suele hacerse más evidente a partir de la pubertad en ambos sexos. Influyen también en ello factores hormonales, la higiene, la poca ventilación de la región del cuerpo y por supuesto el calor.

Sin embargo, hay personas que transpiran en mayor cantidad, condición que probablemente obedezca a factores genéticos heredados. Esta característica no es sólo el resultado de la cantidad de glándulas sudoríparas, sino que respondería a una mayor sensibilidad del sistema nervioso autónomo en relación a la termorregulación.

 

Se denomina hiperhidrosis a un desorden originado por la sudoración excesiva, más allá de la necesaria para la termorregulación. Se la denomina idiopática cuando no se encuentran causas locales, hormonales o metabólicas para su desarrollo. Es por lejos la más frecuente y la que generalmente posee antecedentes en la familia. Puede ser localizada en una parte del cuerpo, generalmente las axilas, o generalizada en diversas regiones.

Si bien es un cuadro que no pone generalmente en peligro la vida, la calidad de la misma puede estar afectada en el ámbito social y laboral, especialmente cuando se acompaña de olor, generalmente a partir de la pubertad.

La hiperhidrosis secundaria, a diferencia de la primera, es secundaria a otras patologías que la desencadenan como el hipertiroidismo, la acromegalia, tuberculosis, etc

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La asociación de la hiperhidrosis con el olor a sudor característico desagradable se denomina bromhidrosis, motivo de consulta frecuente en adolescentes y adultos.

Sin embargo, algunos de ellos suelen poseer antecedentes de mayor sudoración desde niños.

En ellos, la sudoración precoz de palmas y plantas puede estar asociada a hiperhidrosis durante la edad adulta, siendo un antecedente importante para un futuro diagnóstico.

No existe un tratamiento específico contra la sudoración excesiva y su olor, habiéndose descartado patologías que la pudieran producir. Es importante reducir su impacto para evitar el rechazo social, especialmente entre los niños y adolescentes.

 

La higiene frecuente y la ventilación de la zona usando vestimenta apropiada son fundamentales junto a la eliminación de micosis o infecciones de la piel que puedan exacerbarla.

 Los desodorantes axilares sin sustancias antitranspirantes se pueden recomendar a partir de los 8 años bajo la supervisión de un adulto responsable. A partir de los 12 años se podrían usar con las mencionadas sustancias.  Hay desodorantes medicamentosos que suelen ser indicados por los dermatólogos con buenos resultados.

Existen además otros medicamentos que por vía local o general pueden contribuir en la mejora de los casos severos, siendo todos ellos resortes de especialistas en piel.

Fuente: Gelbard y col. “Hiperhidrosis primaria pediátrica”. Pediatric Dermatology. 2008

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