Los jardines maternales

La licencia por maternidad va finalizando y , generalmente cuando no hay familiares disponibles para el cuidado del bebé, siendo frecuente que ambos padres trabajen, se hace necesario la elección de una «guardería».
El ingreso de un bebé al jardín maternal pone en juego una gran cantidad de sensaciones y sentimientos en los padres. En la mayoría de los casos, será la primera vez que el niño esté al cuidado de personas ajenas al ámbito familiar, despertando las inquietudes lógicas, dada la importancia y responsabilidad que le serán encomendadas.

Superados en parte los sentimientos de culpa a los que todos los padres se enfrentan, la prioridad es elegir un lugar donde el bebé sea cuidado y alimentado durante buena parte del día. Será el momento de escuchar experiencias de otras madres, visitar instituciones, concretar entrevistas e ir ajustando detalles a considerar cuando se inicie la nueva rutina.
Hay que saber que el «jardín maternal», denominación superadora de «Guardería» constituye en realidad una institución que pertenece al sistema de Educación inicial en el período comprendido entre los 45 días de vida a los 2 años, inclusive. Los hay de gestión estatal, privada o de otras organizaciones de la comunidad. Las instituciones deben estar inscriptas y habilitadas bajo la supervisión de la autoridad local. Del mismo modo, las actividades deben estar a cargo de docentes titulados especializados en la atención de niños pequeños.

La cercanía al lugar de trabajo o vivienda es un factor importante a tener en cuenta. Se evitarán tiempos perdidos de transporte, tener fácil acceso y disponibilidad de espacio para continuar con la lactancia materna y poder concurrir con frecuencia, manteniendo una comunicación permanente con las personas que cuidarán al bebé.
El jardín maternal no sólo «guarda» niños. El cuidado y la alimentación de cada bebé es el rol más conocido y desde ya más controlado y solicitado por los padres. No obstante ello, la función de estas instituciones debe ir más allá. En relación a la edad del niño deben estimular la capacidad creativa, considerando al juego como de alto valor cultural, promoviendo la capacidad de comunicación de los bebés, debiendo atender e integrar las desigualdades sociales y necesidades especiales de cada niño. Es fundamental que se proporcione afecto, interacción visual, verbal y atento cuidado.
La higiene es uno de los tópicos más importantes a considerar en la elección del jardín y que se deberá evaluar a diario. Es importante observar en las visitas previas la disponibilidad de lavatorios para la higiene de manos por parte de las cuidadoras y la instalación del hábito saludable para realizarla luego del cambio de cada pañal, antes y después de alimentar a cada niño.

Las salas deben ser luminosas; las paredes con revestimientos o pinturas lavables; el piso de superficie lisa en su totalidad, adecuada ventilación y calefacción, juegos y juguetes acordes a la edad y decoración atractiva que estimule visualmente al niño.
La higiene de superficies y juguetes debe ser exhaustiva y continua, debiéndose utilizar guantes descartables para el cambio de pañales en un área separada del área de alimentación. Del mismo modo deben estar separadas e individualizadas las áreas de juego y sueño o descanso.
Es importante la organización en grupos o subgrupos por edades, como mínimo dos: menores y mayores de 18 meses que también tendrá en cuenta las necesidades o características especiales de cada niño.
Finalmente hay que considerar la cantidad de bebés que alberga la guardería y la relación numérica con el personal que está a cargo del cuidado de los mismos. Hay una organización establecida que regula la cantidad máxima de niños por sala y por docente según la edad de los mismos.

Edad Relación niños/personal Tamaño máximo del grupo
45 días a 12 meses 3:1 6
12 a 24 meses 4:1 10
2 a 3 años 7:1 14

Fuente: Programa Nacional de Actualización Pediátrica. Buenos Aires. 2013