Dolor de pecho

por | 17 julio, 2013
dolordepecho1EL DOLOR DEL TÓRAX  EN LOS NIÑOS

Julio 2013

El dolor de pecho o dolor de la región anterior del tórax en los niños no es un hecho muy frecuente pero, cuando ocurre, provoca la lógica preocupación en los padres, que no tardan en consultar.

Si bien muchas pueden ser las causas del dolor, la asociación con patología cardíaca se instala rápidamente y motiva habitualmente la visita al pediatra para despejar la duda.

Para tranquilidad de todos, el dolor sobre el tórax en los niños pocas veces obedece a enfermedad, siendo el origen idiomático (desconocido) el más frecuente.

No obstante ello, es cierto que cualquier patología que abarque desde la piel y costillas hasta el corazón y los pulmones pueden despertar el síntoma y, en relación al órgano afectado, dependerá la gravedad del cuadro. A ello se agrega que, generalmente, los niños no suelen identificar con claridad la localización y profundidad del dolor.

El síntoma es más frecuente a partir de los 10 años de vida, acentuándose durante la adolescencia. Sin embargo siempre hay motivos de consulta en niños más pequeños.

Será importante conocer en qué momento del día y durante qué circunstancias aparece. Si hay recuerdo de algún traumatismo, el origen generalmente queda claro. Distinto es el caso del dolor que se inicia durante el ejercicio o el esfuerzo. Dichas características obligan a descartar la etiología cardíaca. Del mismo modo será importante, como en todo síntoma, conocer si el mismo dificulta el sueño y si se modifica con las distintas posiciones del cuerpo. Muchas veces la flexión lateral del tronco reproduce el dolor, orientando generalmente al origen muscular o nervioso del mismo.

También es importante conocer de qué manera el niño refiere la afección. Muchos hablan de puntadas. Las mismas suelen asustarlos ya que aparecen mientras inspiran. Las mismas nunca son de origen cardíaco o respiratorio, mientras no se acompañen de otros síntomas, y habitualmente desparecen en forma espontánea.

La intensidad del dolor debe ser evaluada. Se debe dar siempre importancia al dolor que interrumpe el sueño o el juego del niño. Suelen ser útiles escalas del 1 al 10 o mediante dibujos de «caritas» para que el pequeño paciente pueda referirnos la intensidad del dolor que sufre.

Los síntomas que se asocian al dolor suelen ser de mucha ayuda para conocer su origen. La tos, generalmente seca y pertinaz puede corresponder a cuadros de laringotraqueítis. La afectación de la laringe produce generalmente disfonía y tos perruna, el descenso a la tráquea de la infección provoca algunas veces dolor del tórax superior en cada acceso.

La tos que acompaña a los cuadros de vías aéreas inferiores suelen provocar dolor de origen muscular cuando existe dificultad respiratoria. Otras veces, la afectación de la pleura y los pulmones en pleuritis y neumonías originan el dolor sobre cualquier costado del tórax en cada respiración.

Como dijimos anteriormente, el dolor cardíaco no es frecuente en pediatría. No obstante el mismo suele referirse, cuando el niño puede, como opresivo, similar al del adulto y generalmente asociado a alguna actividad física o de esfuerzo. Algunas veces refieren palpitaciones que incluso se pueden poner en evidencia al apoyar nuestra mano sobre el pecho. El antecedente de alguna cardiopatía congénita suele acercarnos al diagnóstico motivando de inmediato la consulta al especialista.

Muchas veces y, principalmente durante la adolescencia, el dolor es referido cuando palpamos el esternón y el inicio de las costillas. Generalmente corresponden a cuadros inflamatorios benignos que afectan el cartílago entre ambos huesos.

El herpes zóster, más conocido como «culebrilla», suele provocar dolor siguiendo siempre el trayecto de una costilla incluso antes de aparecer las típicas vesículas.

Las causas psicógenas o emotivas pueden originar también el síntoma. Muchas veces el antecedente de algún familiar fallecido a causa de enfermedad cardíaca motiva el temor del niño reproduciendo el dolor. Esto suele confundir a la familia que cree ver la misma enfermedad en el niño.