MALFORMACIONES EN EL TÓRAX
No sólo la estética es lo importante

Abril 2025
Las malformaciones del tórax constituyen un conjunto variado de defectos que suelen afectar a las costillas, el esternón y la columna vertebral en su sector dorsal. Estas deformidades usualmente están presentes desde el nacimiento. Con menor frecuencia, algunas veces se muestran por primera vez o se exacerban en la adolescencia.
La caja torácica está íntimamente relacionada por medio de las costillas con el esternón y las vértebras ocasionando un cierto grado de deformidad en la columna.
La deformidad más frecuente es el denominado “pectus excavatum”. El defecto consiste en un hundimiento de la parte delantera del tórax con el compromiso de las costillas y el esternón. Se observa en 1 de cada 300 nacidos vivos. Es más frecuente en la raza blanca y se encuentran antecedentes familiares con el mismo trastorno en un 40%. En la mayoría de los casos el defecto se encuentra ya al nacer, sin embargo, en aproximadamente el 15% su aparición se refiere con el desarrollo de la adolescencia.

En algunos niños, el pectus excavatum puede ser parte de varios síndromes como el Down y en otras se encuentra asociado a alguna malformación cardíaca. No obstante, en la mayoría de los casos la deformidad es la única anomalía encontrada pudiendo persistir estable durante la infancia y progresar durante la pubertad.
Dependerá del grado de la deformidad el compromiso de la función respiratoria dado que el cuadro puede reducir en forma significativa la capacidad del aire que los pulmones pueden ingresar, especialmente durante el ejercicio o actividad deportiva.
La resolución quirúrgica de los “pectus excavatum” suele quedar reservada para los casos severos que provoquen los inconvenientes comentados o que ocasionen en el niño repercusiones psicológicas.
En el resto de los niños el tratamiento más importante es incentivar la modificación de la postura, intentando que corrijan la posición de los hombros y realizar desde pequeños un deporte que favorezca el desarrollo de los músculos pectorales como la natación.
Existe además un tratamiento intermedio, menos invasivo que la cirugía, por medio de una campana de vacío que, utilizado a diario y por un tiempo determinado, consigue mediante succión levantar el esternón corrigiendo el defecto.
La segunda malformación más frecuente lo constituye el denominado “pectus carinatum”. Se caracteriza por la protrusión del esternón acompañado o no de las costillas. Es más frecuente en los varones y puede estar afectada la región superior, media, (la más frecuente) o inferior del esternón. El defecto puede ser simétrico o acentuarse en alguno de los dos lados del tórax.
Si bien es un trastorno también congénito, suele hacerse evidente a partir de los 7 a 9 años de edad y aumentar con el crecimiento en la adolescencia. En las mujeres suele provocar una posición no simétrica de las mamas.

A diferencia de la anterior deformidad, el tratamiento quirúrgico sólo queda indicada por la preocupación estética que la misma produce, dado que no existe aquí repercusión respiratoria ni cardíaca. Algunas veces, la cirugía se indica por los traumatismos frecuentes sobre la parte que protruye.
En niños pequeños y hasta la adolescencia son también utilizados los corsés de compresión que ejercen fuerza sobre el esternón, logrando progresivamente la corrección de la deformidad. En mayores de 16 años el tórax suele volverse más rígido y el mencionado tratamiento no suele ser tan eficaz.
Existen otros tipos de deformidades torácicas mucho menos frecuentes a los mencionados hasta aquí que suelen ser parte de síndromes que comprometen otros órganos y articulaciones.
Fuente: P.Morató Robert y col. “Anomalías torácicas”. Pediatría Integral. Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. 2019