Los vómitos en el lactante

por | 2 abril, 2012

vomito1EL VOMITADOR FELIZ


Abril 2012

La denominación surge de los bebés que en forma frecuente regurgitan o vomitan alimento, generalmente leche y después de haberla ingerido, en forma frecuente. No obstante se encuentran en muy buen estado general, crecen y se desarrollan bien, sin tener otros signos o síntomas que alerten sobre algún tipo de enfermedad. No obstante ello, el cuadro origina preocupación en la familia y motiva la consulta médica.

Decimos que un niño regurgita el alimento cuando expulsa generalmente pequeñas cantidades de alimento en forma frecuente. El vómito suele ser más abundante y explosivo, eliminándose generalmente todo el contenido del estómago.


vomito3El reflujo, en la mayoría de las veces, ocurre en niños normales durante el primer año de vida, más frecuentemente en los primeros seis meses, cuando lo que ingiere es habitualmente leche. Los padres llegan a la consulta cansados de lavar o limpiar hombreras de trajes o vestidos. No hay «provechito» que alcance luego de la leche para evitar la regurgitación. Sin embargo al bebé se lo ve saludable. Puede estar riendo o jugando mientras expulsa una bocanada de leche que antes había ingerido. Evidentemente tal síntoma no le produce inconvenientes en su peso ni en la adquisición de nuevas destrezas.


vomito2Los motivos por los que muchos bebés normales regurgitan en forma frecuente no se conocen en forma completa. Se considera que la válvula que posee el esófago en su unión con el estómago, (esfínter esofágico inferior), es la responsable del mismo. Al relajarse o permanecer abierta facilita el ascenso del alimento ingerido. Esta situación parece ser secundaria a una inmadurez que con el transcurso de los meses se va superando. Del mismo modo, el paso a la alimentación semisólida a partir del segundo semestre facilita dicha mejoría. Estos casos se consideran reflujos fisiológicos, o sea, la expulsión del alimento no produce inconvenientes ni en el comportamiento ni en el crecimiento o desarrollo del bebé. Por lo tanto no requerirá tratamiento alguno, a la espera que la natural maduración resuelva el problema. En estos casos se aconseja no acostarlos rápidamente luego de la mamada o evitar en esos instantes que duerman boca arriba, optando por la posición de costado. El clásico eructo o «provechito» luego de la alimentación no siempre evita la regurgitación. Es más, puede venir acompañado de la misma, dado la apertura de la válvula ya descripta que no sólo deja pasar el aire sino también la leche. No hay motivos para indicar algún tipo de medicación, más aún puede ser peligrosa.

Distinto es el caso del bebé que vomita en forma frecuente y no progresa de peso, se queja, algunas veces incluso por hambre y durante la expulsión del alimento se queja aún más. Otras veces los vómitos frecuentes van acompañados de tos o dificultad respiratoria, diarrea y deshidratación. En otras, el contenido del alimento expulsado puede estar teñido de sangre. En todas estos cuadros, el vómito produce enfermedad o es síntoma de alguna patología que se deberá investigar. Generalmente requieren un diagnóstico y tratamiento lo más precoz posible para evitar el deterioro en el crecimiento del niño.