Ser madre

por | 1 marzo, 2011

dulce espera«MADRE»: ¿SE NACE O SE HACE?
  por la Lic. Lorena Ruda*

Marzo 2011

¿Quién le enseña a las mamíferas del reino animal a amamantar? ¿Cómo saben cuidar y elegir los mejores alimentos para sus cachorros? ¿Cómo saben protegerlos de agresiones externas e incluso de enfermedades? ¿Cómo saben curarlos?
La respuesta es fácil: instinto de madre, ya que no poseemos otra forma de explicarlo decimos que poseen un mandato natural que indica que al gestar y tener cría se comportan como «madres». Algunos dirán que en realidad todo se hace con el fin de promover la continuidad de la raza y su supervivencia. Otros explican que hormonalmente el organismo se modifica y el cerebro como parte de él modula el comportamiento.
Los humanos somos parientes de ellos, nos denominamos «más evolucionados». El sexo femenino comparte cambios hormonales comunes a todos los mamíferos. Sin embargo, ¿perdura en ella el instinto de saber criar a sus hijos?. ¿La crianza de los hijos implica un aprendizaje previo, independientemente de lo instintivo?. Por ejemplo, el bebé instintivamente succiona y busca el pecho materno. La madre, ¿instintivamente lo ofrece?, ¿tiene apego natural por su bebé?
El tipo de crianza ¿puede influir en toda la vida de ese niño?

Queda planteado el interrogante para que todos opinen. A medida que lleguen las respuestas continuaremos desarrollando el tema.

AQUÍ OPINIONES

Gracias.

A. L. (26):
«…El instinto queda esperando que llegue el hijo. Cuando vez la carita de tu bebé todo cambia y aparece lo que tenías dentro».
Carolina:

Imposible no obrar por impulso cuando tenés a tu primer hijo. Creo que muchas veces el instinto de madre queda oculto por el miedo que tenés, la responsabiidad que sentís. A mí mucho me ayudó mi marido, pero fueron muy importantes todos los consejos de mi mamá.

Miriam:
El instinto de madre existe en forma pura sólo en los animales. En los humanos aparecen otras cosas. Si el bebé fue deseado, cómo te criaron a vos cuando eras chica. O sea, tu modelo de criar a un hijo pasa más por las experiencias que viviste vos como niño y que dejan huella.
Cecilia:

El instinto de madre es el mismo que tiene una primeriza con su bebé al de una madre con varios hijos y de distintas edades? ¿Cuándo se termina de criar a un hijo? Yo tengo ya un hijo grande (21) y lo sigo criando. Tengo otro adolescente. Supongo que es instinto mío cuando presiento que pueden andar mal en algo. ¡Instinto es el aguante que hay que tenerles.!

COLABORACIÓN ESPECIAL: Lic. Lorena Ruda*

Considero que hay una mamá instintiva, pero hay una sociedad marcada por el «deber ser» que opaca un poco al instinto, muchos mandatos, muchas ocupaciones….muchas mamás de esta época ya quieren volver a estar flacas y lindas y no se bancan el momento de «entrega al cachorro», cuentan cada minuto que dan la teta para calmarlo y ya poder ir a hacer otra cosa…. O inconcientemente no quieren dar la teta por miedo a no «recuperar su figura». Ofrecer el pecho a demanda debería ser instintivo, pero hay que estar dispuesta a perder autonomía e independencia. Creo que ese es el tema. Nos cuesta dejarnos de lado por un tiempo. Es instintivo escuchar a nuestro hijo llorando aunque estemos a una determinada distancia, pero no lo vamos a «escuchar» si sólo estamos pensando en lo que tenemos ganas de hacer y no podemos porque la siesta del bebe se hizo mas corta ( a modo de ejemplo). Creo que hay que escuchar más al instinto y entregarse sin tanta estructura, dispuestas a entender al bebe, a interpretarlo, a darle lo que necesita más allá del alimento. En algunos momentos los pensamientos no dejan fluir al instinto, justamente lo que nos diferencia de otros mamíferos. Creo que para ser mamás hay que pensar menos y dejarse llevar más por los sentimientos, intuición, instinto… dejando de lado las opiniones del resto, la mirada «acusadora» del otro. Si estamos dispuestas a entregarnos a los pedidos y necesidades del bebe y a interpretarlos, el instinto sale solo. NO hace falta no bañarse, no comer…es cuestión de acomodarse! De todos modos no todas tenemos el mismo instinto, por así decir, sino que estamos muy influenciadas por nuestra propia crianza y eso nos determina bastante a la hora de actuar con nuestros hijos, forma parte de nuestro instinto y de nuestra manera de amar.

*Licenciada Lorena Ruda
Egresada de la Universidad de Buenos Aires.
Ha trabajado en el Hospital de Clínicas y en el Hospital Piñero.
En «Casa del Sur», centro de rehabilitación de adicciones y problemáticas psicosociales.
Actualmente:
Coordinadora de Grupo de reflexión para madres.
Psicóloga de grupos y terapia individual.
 

MÁS OPINIONES:

 

Marisel:
Nunca me puse a pensar si hay instinto. Creo que lo que hay en realidad es amor, que en una persona sin problemas se desarrolla en forma natural.
Federico:

Totalmente de acuerdo con la Lic. Lorena. El contexto sociocultural determina o moldea el instinto maternal. No es lo mismo una madre sin preocupaciónes (de cualquier índole) que una madre despreocupada o disponible ciento porciento para criar a su hijo. Y aún así, la segunda puede tener condicionamientos sociales, culturales o familiares que terminan influyendo en su «instinto maternal».

Luciana:

Cuando ves a tu bebé iniciás una comunicación que es difícil de cortar. Lo tuviste en la panza, te escuchó, pero no te vio ni tampoco vos lo viste, tampoco lo tocaste ni te tocó. Es en el momento que lo ponés al lado tuyo que se te encienden todas las luces como de un tablero que te dice que realmente sos mamá y que darías la vida por tu hijo. Para mí ese es el instinto o lo que quieras llamarlo.

Marina:

Creo que sos madre desde el momento que te sentís embarazada y que querés estarlo. Cuidar la panza, cuidarte y cuidar lo que llevás adentro también es instinto de madre. En mi caso, el deber ser, que dice la licenciada nunca me afectó aunque reconozco que muchas amigas se sienten forzadas a continuar viviendo como si nada, no dejando que el llamado instinto fluya libremente.

MI OPINIÓN: Dr. Horacio Roqué Abril 2011
Agradezco todas los correos recibidos sobre este tema. Mi opinión desde el punto de vista profesional, es que muchas veces la gente sobrestima al llamado «instinto de madre», creyendo que la mujer siempre, por el solo hecho de ser la mamá puede entablar una relación satisfactoria y saludable con su hijo. Los seres humanos estamos «atravesados» por un montón de circunstancias que hacen a nuestras vidas y también pueden modular o afectar la forma de relacionarnos con nuestros hijos. Entran en juego nuestras propias experiencias con nuestros padres, el nivel socio cultural, la transferencia generacional, nuestra propia crianza, etc. No es lo mismo una mamá que está sola con su embarazo o con su bebé, con experiencias de abandono y con dudas en cuanto a su futuro que, otra con la contención adecuada de la pareja, familiares y amigos. Hay mujeres que siempre fueron inseguras y esa sensación la trasladan a la relación con su bebé.
Todas estas circunstancias pueden afectar algunas veces el fortalecimiento del apego. Pero, ¿qué es el apego?. El apego se refiere a un vínculo específico y especial que se forma entre madre-hijo. El vínculo del apego tiene varios elementos claves: 1) Es una relación emocional perdurable con una persona específica, 2) dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer y 3) la pérdida o la amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa ansiedad. Los investigadores de la conducta infantil entienden como apego la relación madre-hijo, describiéndola como el andamiaje funcional para todas las relaciones que el niño desarrolle en su vida. Una relación sólida y saludable con la madre se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que un pobre apego parecería estar asociado con problemas emocionales y de conducta a lo largo de la vida.
Es así que si bien la mujer puede estar provista naturalmente de «instinto», el apego mutuo entre madre-hijo es fundamental. La mayoría de las mujeres lo desarrollan «sin darse cuenta», como lo han expresado aquí en algunas opiniones y obtienen la misma respuesta en el niño. Otras en cambio, por experiencias familiares, personales, culturales o ambientales pueden tener dificultades en lograrlo. Es ahí cuando la madre necesita del apoyo familiar o profesional oportuno. Es fundamental favorecer y motivar el apego. Siempre existe el cariño, pero muchas veces no se lo sabe expresar. Algunas madres «no saben» como abrazar al bebé, cómo acunarlos, cómo y qué cantarles, cómo jugarles. Menos aún como calmar un llanto, etc. Es en estos casos cuando se deben promover y estimular prácticas de crianza. Algunas veces falta en estas madres la transmisión generacional de cómo criar a un hijo. Probablemente motivada por trastornos en los vínculos familiares hay poca comunicación de la madre con sus propios padres.
La promoción de la alimentación a pecho exclusiva es fundamental para el apego. Muchas madres, aunque los alimenten de esa forma no le dan a esos momentos la importancia que requieren. No es lo mismo dar pecho mientras se ve televisión que mirar a los ojos al bebé o susurrale canciones. Tampoco es lo mismo dar un juguete a un niño que jugar con él. Hay madres y padres que no saben qué cantarles o cómo jugarles, tampoco saben cómo contar un cuento porque quizás tampoco a ellos se los contaron. Lo que no surge naturalmente es necesario estimularlo. En centros de salud públicos y privados, en consultorios, muchos profesionales trabajan con mamás, papás y sus bebés para fortalecer la relación entre ellos. Se pueden prevenir o atenuar trastornos futuros en las relaciones interpersonales obrando precozmente en los vínculos familiares.

Para terminar, podríamos decir que más allá de afianzar un instinto debemos lograr una crianza con apego, y un apego con prácticas de crianza naturales y saludables.

*Lic. Lorena Ruda Psicóloga U.B.A. M.N. 44247
Emilio Ravignani 1744 Ciudad de Buenos Aires T.E.: 15-3-696-1806