¿Qué es la osteomielitis?

por | 31 octubre, 2020

Cuando los huesos se infectan

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Noviembre 2020

Las infecciones de los huesos y las articulaciones son patologías relativamente poco frecuentes en la infancia. Cuando ocurren aparecen generalmente en niños menores de 5 años. Sin embargo el compromiso de estos tejidos puede provocar consecuencias inmediatas como  la diseminación de la infección a otras regiones del cuerpo y mediatas o tardías como la afectación del crecimiento o deformidades.

Se denomina osteomielitis a la inflamación del hueso causada por una infección generalmente bacteriana. Los gérmenes pueden provenir de distintas zonas del organismo, viajando a través de los vasos sanguíneos y llegando finalmente al hueso. Otras veces la infección proviene de lugares cercanos como las articulaciones o incluso la piel y el tejido celular subcutáneo.  En aproximadamente un 30% de los casos  existe el antecedente de un traumatismo en la zona afectada. Los varones sufren la infección casi el doble de veces que las mujeres. Su mayor frecuencia se encuentra en menores de 5 años.

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Los huesos más afectados suelen ser los largos como el fémur y la tibia en los miembros inferiores y el húmero y el radio en los superiores.

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El microorganismo más frecuentemente involucrado a toda edad es el denominado Estafilococo aureus. Sin embargo hay una gran variedad de gérmenes que también pueden producir la enfermedad, dependiendo generalmente del origen de la infección y la edad del niño. Entre ellos el conocido Hemophilus influenza B que, gracias a la vacuna incluida en el calendario oficial, redujo en forma drástica su frecuencia.

Cuando la infección se presenta en niños pequeños no siempre se puede diagnosticar en forma precoz dado que muchas veces es difícil interpretar el origen del llanto. La fácil diseminación de las infecciones en los recién nacidos y lactantes requiere estar atentos a cualquier síntoma que sospeche la inflamación del hueso.

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Hay focos infecciosos en el organismo que pueden provocar a distancia la infección del hueso por diseminación de sus gérmenes a través de la sangre. Es el caso de algunas sinusitis, abscesos dentarios, contactos y mordeduras de animales, etc. Otras veces la cercanía facilita que los microbios pasen directamente al hueso. Es el caso de los traumatismos en alguna extremidad o las heridas penetrantes sobre la planta del pie que atraviesan la suela de las zapatillas. En ellos la infección no controlada de los tejidos circundantes invade al hueso provocando la osteomielitis. Como en toda enfermedad, hay factores predisponentes que pueden facilitar la instalación de la infección como pueden ser los trastornos congénitos o adquiridos de la inmunidad.

El síntoma más importante del compromiso óseo es el dolor que dificulta caminar o apoyar el pie, asociado generalmente a fiebre en aproximadamente el 40 a 60% de los casos. A ello se agrega generalmente enrojecimiento y calor en la piel que recubre al hueso. En los niños pequeños el llanto inexplicado al movilizarlo tocar la región comprometida.

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Hay veces que la osteomielitis se presenta de una forma más insidiosa, con pocos síntomas y evolucionando en forma solapada. Este fenómeno suele retrasar el diagnóstico y por lo tanto el tratamiento. Probablemente se trate de la respuesta inmunitaria del niño intentando limitar la enfermedad y/o la  administración de antibióticos en dosis insuficientes.

El diagnóstico de la enfermedad suele requerir además estudios en sangre para detectar el incremento de los glóbulos blancos y la aceleración de la eritrosedimentación.  La radiografía del hueso   permite a veces observar la localización de la infección. En algunas oportunidades puede necesitarse de otros estudios complementarios como la ecografía, la tomografía computada y la resonancia magnética.

El tratamiento consiste en la administración del antibiótico adecuado según el origen y las características de la infección, requiriendo muchas veces la vía endovenosa para la administración.

La posibilidad de secuelas guarda relación inversa con la precocidad del diagnóstico y  la efectividad del tratamiento. Entre ellas el daño del cartílago de crecimiento puede llevar a   una alteración en la longitud final del hueso, la destrucción de la matriz ósea   a deformidades esqueléticas difíciles de resolver.

Podemos concluir  con la siguiente afirmación. El hueso cuando se inflama duele y si lo hace hay que prestarle siempre la debida atención.

Fuente: Sánchez S. «Osteomielitis en el niño». Programa Nacional de Actualización Pediátrica.  S.A.P. 2020