Alergia alimentaria

por | 28 agosto, 2018

AA2LOS NIÑOS Y LAS ALERGIAS A ALGUNOS ALIMENTOS

Lo que hay que saber

SEPTIEMBRE 2018

Las alergias alimentarias constituyen el resultado de respuestas inmunológicas específicas provocadas por la exposición a las proteínas de un alimento. Dicha reacción surge cuando las mismas son metabolizadas en el intestino, desencadenando el fenómeno alérgico.

Las enfermedades alérgicas afectan a mil millones de personas en el mundo; muestran un crecimiento sostenido en los últimos 60 años y se estima que, en 2050, afectarán a 4 mil millones de personas. Dicho pronóstico se basa en el crecimiento exponencial de dicho fenómeno por lo que muchos investigadores consideran al problema como una epidemia alérgica que la salud pública deberá enfrentar en un futuro cercano.

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A nivel mundial, la prevalencia de alergias alimentarias en niños es 4-8% y, en adultos, 1-4%. El fenómeno más crítico provocado por las mismas es la anafilaxia. La misma es una reacción del organismo que se inicia generalmente en un corto tiempo luego de la ingesta del alimento, llevando a la persona a un estado de shock con altas probabilidades de morir durante el episodio, en caso de no recibir el tratamiento adecuado rápidamente. Si bien la anafilaxia puede ser provocada por otros agentes, los alimentos constituyen su principal causa durante la edad pediátrica.

Existen 8 alimentos responsables del 90% de las alergias alimentarias: leche, huevo, soja, trigo, maní, nueces, pescados y mariscos. Las alergias a las proteínas de la leche de vaca y a las proteínas del huevo son las más frecuentes en lactantes. En adultos, es más habitual la alergia a los mariscos. El maní tiene igual frecuencia en ambos grupos. Las alergias a las proteínas de la leche de vaca, huevo, soja y trigo tienden a ser transitorias; las provocadas por los maníes, nueces, pescados y mariscos, son más persistentes.

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La mayoría de las alergias se desarrollan durante los 2 primeros años de vida, con mayor prevalencia al año (6-8%), período en que el niño toma contacto por primera vez con variados alimentos. Disminuyen progresivamente y permanecen estables alrededor de los 3 años.  Por fortuna muchas alergias alimentarias se van perdiendo o disminuyen en intensidad a lo largo de la vida. La región geográfica y los hábitos dietéticos tienen un rol importante en las diferentes alergias, determinando también la población afectada.

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Como se dijo anteriormente, la alergia alimentaria es una reacción de tipo inmunológica resultante de la interacción de factores genéticos y ambientales.

Son factores de riesgo para desarrollar la alergia una historia familiar de atopía, asma o dermatitis atópica. Los factores ambientales (dieta, tipo de parto, exposición al humo de tabaco y microorganismos) intervendrían ya desde el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de la vida, provocando cambios a nivel inmunológico que podrían aumentar o disminuir el riesgo alérgico.

Cuando las proteínas de los alimentos alcanzan al intestino para ser metabolizadas se enfrentan con el sistema inmunológico. Normalmente de dicha interacción resulta una tolerancia a los componentes de la proteína, no provocándose episodio alérgico alguno. Distinta es la respuesta en los que desarrollan alergia, originándose anticuerpos a dichos alimentos.

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El diagnóstico se basa en la identificación del alimento responsable de la alergia. Más específicamente la proteína que lo integra. Por medio de test dermatológicos realizados por especialistas se presentan distintos alérgenos alimentarios o ambientales, observando si se produce una respuesta alérgica que desde ya deber ser atenuada y controlada por la experiencia y la pericia del facultativo.

El tratamiento de las alergias alimentarias no es otro que la evitación del alérgeno responsable  previniendo de esta forma nuevas reacciones y la consolidación de la alergia.

Otro pilar importante en el tratamiento lo constituye la educación del paciente, la familia y los cuidadores para evitar ingestas accidentales, lograr una dieta nutricionalmente adecuada y reconocer y tratar la anafilaxia en forma precoz.

Los padres o cuidadores deben saber identificar en las etiquetas de los alimentos  los alérgenos responsables como así distintas reacciones cruzadas entre alguno de ellos. Es el caso de las leches (vaca, cabra, oveja), distintos tipos de mariscos, frutos secos (castañas de cajú y pistacho, nuez y pecan), distintas especies de pescados, etc.

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Especial importancia guarda el tema de la contaminación cruzada, o sea  la presencia accidental de ingredientes que posibiliten la presencia de alérgenos en alimentos que no los debieran poseer. Esto puede ocurrir en el procesamiento, líneas de producción o sitios de venta o exposición.

La inmunoterapia se encuentra aún en etapa de desarrollo y podría convertirse en una alternativa válida para el tratamiento de muchos de estos fenómenos.

El pronóstico de las alergias alimentarias es distinto según las características de presentación. Suelen lograr tolerancia espontánea con el transcurso de los años aquellas que se iniciaron en edades tempranas, con síntomas predominantemente gastrointestinales. Especialmente las alergias a la proteína de la leche de vaca, al huevo, soja y trigo.

De modo inverso, no suelen presentar tolerancia manteniéndose sin variantes durante el transcurso de la vida las relacionadas con atopías, asmas o alergias familiares, especialmente maternas. Los que han presentado síntomas graves en los episodios y las motivadas por maní, frutos secos, pescados y mariscos.

Fuente: Comité Nacional de Alergia. Alergia alimentaria en pediatría. Archivos Argentinos de Pediatría. 2018.

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