Fiebre amarilla

por | 26 febrero, 2018

fiebre amarilla1¿QUÉ ES LA FIEBRE AMARILLA?

Lo que hay que saber

Marzo 2018

La fiebre amarilla es una enfermedad de origen viral transmitida por la picadura de mosquitos infectados previamente con el virus. Al igual que en  enfermedades como el dengue, el zika y la chicungunya, el Aedes aegypti es la especie involucrada en el contagio y la diseminación.

El virus de la fiebre amarilla provoca epidemias frecuentes en África, en América Central y Sudamérica, especialmente en algunas regiones o zonas geográficas.

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En los siglos XVII a XIX, la exportación de la fiebre amarilla a Norteamérica y Europa causó grandes brotes que trastornaron la economía y el desarrollo, y en algunos casos diezmaron la población.

fiebre amarilla6La epidemia que azotó Buenos Aires durante el siglo XIX provocó que enfermaran miles de personas llevando a la muerte a muchas de ellas. Dicho fenómeno provocó la migración de familias pudientes de la época a barrios más alejados del entonces centro porteño como forma de prevenir la enfermedad. En el continente africano se ha estimado que en 2013 hubo entre 84 000 y 170 000 casos graves y entre 29 000 y 60000 muertes.

El periodo de incubación es de 3 a 6 días. Muchos casos son asintomáticos, pero cuando hay síntomas, los más frecuentes son fiebre, dolores musculares, sobre todo de espalda, cefaleas, pérdida de apetito y náuseas o vómitos. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en 3 o 4 días. Sin embargo, en un pequeño número de personas, luego de un lapso de aparente mejoría, reaparece la fiebre y el malestar general con afectación de órganos como el hígado y el riñón. Aparecen ictericia y sangre en la orina. El primero de los signos ha dado nombre a la enfermedad. Suele haber intenso dolor abdominal con vómitos y hemorragias. La mitad aproximadamente de las personas que comienzan con estos síntomas mueren en un lapso de 7 a 10 días siempre que no reciban tratamiento de sostén. Los más afectados por estas complicaciones son los niños, los ancianos y los que sufren enfermedades crónicas o  problemas en su inmunidad.

En su inicio muchas veces es difícil de diferenciarla de otras enfermedades transmitidas por mosquitos debido a los signos y síntomas que comparten. Los análisis de sangre obteniendo el virus o dosando los anticuerpos que el organismo produce suelen confirmar el diagnóstico.

Fiebre amarilla5Se cree que los principales reservorios de estos virus lo constituyen los monos. Los mismos son infectados en zonas selváticas. Ocasionalmente en estas zonas los mosquitos  pueden picar a seres humanos que habitan esas regiones provocando la enfermedad. Cuando hay migración de estas personas a centros urbanos con gran densidad de población, la infección se disemina rápidamente provocando brotes o epidemias.

No hay un tratamiento específico contra la fiebre amarilla. Los casos graves requieren internación, reduciéndose de esta forma las complicaciones y la mortalidad.

La vacunación es la medida más importante para prevenir la fiebre amarilla. Para prevenir las epidemias en zonas de alto riesgo con baja cobertura de vacuna es fundamental que los brotes se identifiquen y controlen rápidamente mediante la inmunización. Para prevenir la transmisión en regiones afectadas por brotes de fiebre amarilla es importante que se vacune a la mayoría de la población en riesgo.

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La vacuna contra la enfermedad es segura y efectiva. Se encuentra dentro del calendario oficial en las provincias del noreste de nuestro país. Debe ser aplicada además si se viaja a regiones donde existieran brotes de fiebre amarilla. Su protección se inicia aproximadamente hacia los 10 días de haber sido aplicada y una sola dosis confiere inmunidad de por vida. Los efectos indeseables que puede provocar se reducen a dolor y malestar general. Sin embargo se han descripto vacunados con afección del hígado, riñones y sistema nervioso que requirieron algún tipo de tratamiento posterior. Dado que estos casos aparecieron especialmente en personas mayores de 60 años, se recomienda evitar la misma en este grupo etáreo salvo en caso de epidemias. Tampoco la deberían recibir las embarazadas y los menores de 6 meses con las mismas excepciones.

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El virus de la fiebre amarilla no se transmite por intermedio de la leche materna. Por lo tanto no se contraindica el amamantamiento durante la enfermedad.

La diseminación de la misma puede reducirse eliminando los posibles lugares de cría de mosquitos y aplicando larvicidas a los contenedores de agua y a otros lugares donde haya aguas estancadas. La fumigación con insecticidas para matar los mosquitos adultos durante las epidemias urbanas puede contribuir a reducir el número de mosquitos y, por consiguiente, las potenciales fuentes de transmisión de la fiebre amarilla. Se aconseja cubrir extremidades con vestimenta adecuada, el uso de repelentes y la utilización de tul sobre cunas y camas.

Fuente: Organización Mundial de la Salud. 2017.

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