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por | 29 octubre, 2023

ENFERMEDAD CELÍACA

¿Hay más casos que antes?

Noviembre 2023

La Enfermedad Celíaca o Celiaquía es una enfermedad crónica, generalizada, relacionada con el sistema inmune y desencadenada por la ingestión de proteínas tóxicas de diferentes cereales: trigo, avena, cebada y centeno, (TACC), comúnmente identificadas como gluten, que afectan a individuos genéticamente predispuestos.

La exposición al gluten provoca una lesión intestinal que se revierte en forma total con la supresión del mismo en la dieta, reapareciendo con su reintroducción.

Los estudios epidemiológicos realizados en las últimas décadas permiten afirmar que la enfermedad celíaca es la patología crónica más común en todo el mundo, siendo su prevalencia del 1% aproximadamente, constituyéndose así en un problema de salud pública mundial, predominando en mujeres con una relación 2:1 sobre el sexo masculino

La enfermedad daña las vellosidades del intestino atrofiándolas, afectando los procesos de incorporación de nutrientes.

Si bien las consecuencias del proceso llevan clásicamente a signos y síntomas relacionados con la desnutrición, existen en la actualidad también cuadros cuyos signos y síntomas no encajan totalmente con la presentación característica de la enfermedad.

Probablemente, ante la sospecha de esta patología, los estudios para detectarla son más frecuentes y más precisos, obteniendo diagnósticos en niños y adultos que no poseen los signos y síntomas característicos o incluso aún no los tienen.

Los avances tecnológicos han posibilitado detectar marcadores más específicos de la enfermedad que alertan sobre la misma a pesar de no hallarse ningún signo que la haga sospechar.

Dichos progresos científicos alcanzaron a la identificación de genes relacionados con la celiaquía, constituyéndose así en la condición primaria para que la misma tenga lugar.

Alrededor del 30% de la población general presenta los genes recién comentados, (HLA-DQ2 y/o DQ8). Sin embargo, sólo el 1% de la gente que los posee desarrolla la enfermedad, sugiriendo que otros factores influirían en la aparición de la celiaquía. El riesgo de padecerla es mucho mayor en los familiares directos de personas afectadas. También se observa un incremento en las personas con enfermedades autoinmunes y genéticas como el Síndrome de Down.

Como se dijo anteriormente, la mayor sospecha de la enfermedad, sumada a los avances tecnológicos, han llevado al diagnóstico de mayor cantidad de cuadros, entre los cuales se incluyen personas que no presentan síntomas o incluso no los expresen. Esto último es el caso de familiares directos de enfermos que, estando sanos, se someten también a los estudios diagnósticos.

 

La presentación clásica incluye diarreas crónicas por mala absorción de los alimentos, llevando progresivamente a la desnutrición, con signos y síntomas de carencia de nutrientes y vitaminas. Puede haber vómitos, escaso apetito e irritabilidad.

La forma no clásica de la enfermedad se da en niños o personas adultas, con un comienzo más tardío o con signos y síntomas no tenidos en cuenta, habiendo llegado a afectar la calidad de vida del individuo. La talla baja, las aftas que se repiten, anemias, alteraciones en el esmalte dental, dermatitis por herpes, trastornos neurológicos y ginecológicos, retardo en la aparición de la pubertad, etc.; son trastornos inespecíficos que también deben hacer sospechar sobre la presencia de la enfermedad.

La forma asintomática, como su nombre lo indica, no tiene signos ni síntomas, a pesar de poseer estudios de laboratorio positivos para la enfermedad con la correspondiente atrofia intestinal. Es el caso generalmente de los familiares directos de celíacos que se someten al diagnóstico.

Según las últimas investigaciones, esta forma sería la más común entre niños mayores de 2 años, adolescentes y adultos. Si bien no poseen síntomas, la mayoría refiere mejor estado general y escolaridad luego de una dieta libre de gluten. Esto último estaría refiriendo que no todos serían realmente asintomáticos.

La forma potencial, incluye a las personas asintomáticas o con síntomas aislados o inespecíficos con estudios de laboratorio positivos para la enfermedad, sin atrofia intestinal, pero con riesgo de desarrollar la enfermedad.

 

La detección en sangre de anticuerpos contra el gluten es el primer paso para el diagnóstico de la enfermedad celíaca. Pero por sí solo no alcanza.

Toda persona con sospecha por signos o síntomas y con estudios positivos de laboratorio debe ser derivada al gastroenterólogo, quien evaluará la necesidad de otros estudios complementarios.

El diagnóstico definitivo se confirma siempre con la biopsia intestinal, no sólo para mostrar la atrofia intestinal sino también, en algunos casos, para verificar la recuperación de la zona.

El tratamiento consiste en la supresión del gluten en la dieta en forma definitiva, desapareciendo de esta forma todos los signos carenciales comentados. Del mismo modo, los niños tomados a tiempo, vuelven a recuperar el crecimiento que tenían retardado con la enfermedad.

Podemos concluir en base a los nuevos conocimientos que la celiaquía ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia, en base a genes heredados, siendo los mismos la condición indispensable para su desarrollo en cada persona. La participación del gluten en la alimentación hará el resto para su manifestación en mayor o menor grado.

 

Fuente: Ortiz G. “Enfermedad Celíaca. ¿Qué hay de nuevo? Programa Nacional de Actualización Pediátrica. Sociedad Argentina de Pediatría. 2022.

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