Rinitis

por | 29 octubre, 2023

Estornudos, tos y pañuelos

LA RINITIS ALÉRGICA

Noviembre 2023

Hay niños y adultos en los que las secreciones en la nariz, la dificultad al respirar por ella y los estornudos son frecuentes. Si bien pueden ocurrir durante cualquier época del año durante los meses del otoño y primavera suelen incrementarse

Los cuadros comentados corresponden generalmente a las rinitis alérgicas.

La rinitis se define como una inflamación de la mucosa nasal produciendo congestión y mayor secreción. El origen alérgico, que muchas veces no se llega a comprobar, está mediado por un grupo de anticuerpos, (Inmunoglobulina E o Ig E), en respuesta a la exposición de los denominados alérgenos, (polvo, polen, humo, etc.)

Las rinitis alérgicas, si bien no constituyen enfermedades graves, sus síntomas y las complicaciones que pueden provocar son responsables generalmente de ausentismo escolar, falta de concentración, déficit en la atención, trastornos del sueño, irritabilidad, falta de apetito, etc.

A todo ello se suman las sobreinfecciones virales o bacterianas que pueden comprometer aún más el estado del niño. Entre ellas se destacan las otitis que provocando hipoacusias durante su transcurso pueden contribuir a una performance deficitaria en la escuela.

Si bien, como se dijo anteriormente, hay épocas del año en que las rinitis alérgicas predominan, hay muchos cuadros que persisten durante todo el año con intermitencias variables.

Hay datos a tener en cuenta para sospechar de una rinitis alérgica. Los mocos acuosos, los frecuentes estornudos, el prurito, la picazón en las fosas nasales o en otras zonas del cuerpo generalmente orientan a ese diagnóstico. Es importante señalar también que la tos seca suele presentarse en el 60% de los niños que acuden a la consulta médica.

Algunas veces, el comienzo de estos signos y síntomas se remontan a la primera infancia. Otros, se relacionan con los cambios en el estilo de vida, (cambios en el lugar de residencia, adquisición de mascotas, etc.). La presencia de un nuevo fumador o el hábito del mismo adolescente en el seno familiar suele ser también un punto de partida para estos cuadros.

Hay algunos irritantes que pueden actuar como desencadenantes del cuadro alérgico como por ejemplo el frío, sustancias químicas que se liberan (detergentes, limpiadores, aerosoles, etc.).

Muchas veces existen antecedentes en el mismo niño o en la familia de otras manifestaciones alérgicas, lo que generalmente facilita el diagnóstico. Así, la dermatitis atópica, las urticarias, el asma, las reacciones frente a alimentos, etc. pueden estar presentes.

La rinitis alérgica, con episodios frecuentes o permanentes, hace que el niño o adolescente posea un rostro característico. Ojeras, incremento de los pliegues palpebrales inferiores y enrojecimiento de la zona nasal con algunas lesiones debido al prurito y la limpieza constante. A ellos se pueden sumar también la respiración bucal como consecuencia de la obstrucción nasal y la congestión de ambos ojos.

Puede haber también compromiso en los oídos. El niño suele manifestar que escucha menos debido a la congestión timpánica, lo que puede llevar muchas veces a una otitis bacteriana por sobreinfección.

Es importante señalar que todo el cuadro comentado hasta aquí puede acompañar a otras enfermedades de origen alérgico, especialmente el asma, las dermatitis y menos frecuentemente a reacciones mediadas por alimentos. Si bien la rinitis alérgica puede presentarse en forma aislada, todo lo comentado en el párrafo anterior nos señala que no es una enfermedad de un órgano único, sino que es parte de una enfermedad que puede agredir a todo el organismo con distintos niveles de gravedad. A favor de ello se conoce que aproximadamente el 40% de los niños con rinitis alérgica suelen padecer también episodios asmáticos.

Los niños y adultos que sólo manifiestan el resfrío como único síntoma en forma ocasional muchas veces no llegan a la consulta, quedando el diagnóstico presuntivo a cargo de algún familiar que posea los mismos antecedentes. Sin embargo, la frecuencia de los episodios y las infecciones reiteradas de las vías aéreas motivan generalmente a obtener un diagnóstico más certero en cuanto al origen del problema.

Algunas veces los estudios en sangre permiten observar un incremento de los eosinófilos dentro de los glóbulos blancos y de los anticuerpos responsables de la enfermedad, (IgE). Sin embargo, no siempre estas elevaciones son constantes en todos los casos ni tampoco son útiles en niños muy pequeños.

Las pruebas cutáneas, realizadas por alergistas especializados, parecen ser los más indicados para el diagnóstico, pudiendo testearse una amplia batería de alérgenos con mínima molestia y resultados inmediatos. También existe la posibilidad de determinar la IgE específica para distintos alérgenos y llegar a un diagnóstico definitivo. Los test positivos para ácaros o pólenes tienen importantes implicancias en el control ambiental del problema.

Desde ya hay otros estudios y técnicas propias de especialistas en otorrinolaringología, alergia e inmunología que se podrán considerar en relación al consejo del médico de cabecera.

El principal objetivo del tratamiento de la rinitis alérgica es restablecer y optimizar la calidad de vida de la persona afectada, lo que se obtiene con el control de los síntomas. La elección de la terapéutica dependerá de la duración, intermitencia y gravedad de los mismos, la edad, preferencia personal, disponibilidad y costos de los medicamentos.

En principio se debe controlar el factor ambiental, evitando la presencia de alérgenos en el ambiente, el control de los ácaros y la evitación del humo del cigarrillo. No son nunca recomendables los objetos que pueden acumular polvo como los peluches, tapices o alfombras. Se prefiere la limpieza de los pisos con trapo húmedo y en el caso de la utilización de aspiradoras, las mismas deben poseer filtros especiales para evitar la diseminación de las micropartículas aspiradas.

Algunas veces estas medidas preventivas no alcanzan o la gravedad o la frecuencia de los episodios obligan a la indicación de medicamentos que en su mayoría se dirigen a reducir o prevenir la reacción inflamatoria.

Hay una amplia disponibilidad de drogas que utilizan la vía oral o inhalatoria, dependiendo su utilización en relación a la edad del niño, la facilidad en su administración y la aceptación. Los medicamentos antihistamínicos, los corticoides y el montelukast suelen encabezar los tratamientos que requieren siempre de la prescripción e indicación profesional.

Podemos concluir este artículo afirmando que la rinitis alérgica es una de las enfermedades más prevalentes de la patología humana, habitualmente sin un diagnóstico específico, subestimada y con frecuente automedicación. Sin embargo, lleva a una mala calidad de vida, es el origen de frecuentes infecciones que se agregan y motiva ausentismos escolares y laborales. Puede haber llegado la hora de prestarle la debida importancia.

 

Fuente: Sarraquigne M.P. “Preguntas a especialistas sobre alergia”. Programa Nacional de Actualización Pediátrica. Sociedad Argentina de Pediatría. 2023.

 

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