Fiebres y mocos en el jardín

por | 20 junio, 2019

Hoy volvió al jardín, hoy volvió con fiebre y mocos

LA REITERACIÓN DE ENFERMEDADES EN EL JARDÍNmocos6

Julio 2019

Las consultas por fiebre, moco o diarrea se hacen frecuentes en niños que concurren al jardín. Los padres suelen quejarse ante la reiteración de los cuadros, especialmente de los que comienzan por primera vez el ciclo en guardería o jardín. Así las fiebres o las diarreas se van intercalando con las altas a lo largo del año, provocando la pérdida de la actividad por varios días.

La pregunta no se hace esperar:

“- ¿Por qué se enferman tanto los chicos en el jardín?”. Hay una respuesta que suele conformar a casi todos: – “las defensas contra los virus de los mocos y las diarreas se adquieren durante los primeros años de concurrencia a estos establecimientos”.

Tal afirmación implicaría que muchos de los niños al ingresar al jardín o más aún en guarderías toman por primera vez contacto con microorganismos que poseen sus pares, iniciando allí cuadros, generalmente respiratorios altos, que siendo inéditos en la historia del niño, comenzarían a estimular las defensas para que en los próximos años no se repitieran o al menos se produjeran con menor intensidad.

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A ciencia cierta es difícil comprobar la veracidad de dicha afirmación, especialmente en niños con hermanos que concurren también a escuelas. Lo que parece correcto es la relación entre la frecuencia de enfermedades respiratorias altas o incluso bajas con el ingreso de todo niño pequeño a cualquier establecimiento infantil. También se conoce que las complicaciones frente a estos cuadros son más frecuentes cuanto más pequeño es el niño. Las otitis y principalmente las bronquiolitis suelen iniciarse como catarros, requiriendo generalmente ausentismos más prolongados.

La realidad laboral y económica de muchas familias en la actualidad hace que muchos bebés ingresen a guarderías en edades muy precoces y por jornadas prolongadas. A las posibilidades de enfermar se agregan el transporte y la alimentación. Continuar con la lactancia materna es un desafío que suele poner en juego fortalezas aprehendidas.

mocos2Si bien es cierto que ingresar a un jardín implica enfrentar al niño a gérmenes desconocidos hasta ese momento, también hay que pensar que, siendo un bebé normal, posee mecanismos inmunológicos especialmente inespecíficos que lo protegen, llevando a la mayoría de las infecciones a su autolimitación. Demás está recordar que todo niño que ingrese al jardín debe estar correctamente vacunado. De ello depende muchas veces la evolución de las enfermedades y la complicación de las mismas.

Del mismo modo, las enfermedades especialmente virales como los catarros, suelen repetirse a lo largo del año, debido tanto a la variedad de agentes que los provocan como a la mutación de los mismos, haciendo en parte ineficaces los anticuerpos producidos con anterioridad.

Es frecuente también escuchar que los niños una vez acostumbrados a los virus del jardín siguen con mocos pero sin fiebre. Lo que ocurre en estos casos suele ser producto de la mayor experiencia de los padres frente a estos casos, controlando la temperatura antes que comiencen los otros síntomas o tiempos de recuperación más acortados. Cabe agregar aquí que está demostrado que el período de mayor contagio de los catarros ocurre durante los primeros días cuando los mocos son aún cristalinos y filantes.

mocos5Como en todo caso, la posibilidad de aparición de las enfermedades guarda siempre relación con la cantidad de virus circulantes, la agresividad de los mismos y las defensas de cada organismo. Habrá más posibilidades de contagio cuanto más pequeños sean los ambientes en relación a la cantidad de niños, más sean los estornudos sin ocluir y menos sea la higiene frecuente de manos. Las defensas de cada niño serán más deficientes si los tiempos indicados de reposo no se cumplen, retornando apresuradamente al jardín  dificultando una recuperación completa. Del mismo modo, la concurrencia de un niño al jardín con fiebre implica también la posibilidad de contagio de sus compañeros, contribuyendo a la diseminación de la enfermedad. Lo mismo ocurre con las maestras y auxiliares.

En el caso de las diarreas valen las mismas consideraciones. La mayoría de ellas son de origen viral y se contagian por vía oral y fecal. La higiene de baños, cocinas, aulas y el correcto lavado de  manos antes y después del cambio de pañales de cada niño son fundamentales para evitar la diseminación de la diarrea en el jardín. En forma similar a lo descripto previamente, un niño con diarrea no debe concurrir a la sala hasta tanto pueda documentarse su recuperación.

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