PANTALLAS EN EL HOGAR

por | 26 junio, 2023

VIDEOJUEGOS

Lo mejor y lo peor

Julio 2023

La utilización de videojuegos por parte de los niños cada año se va acrecentando acompañando a los avances tecnológicos en sus diseños y a la amplia oferta de títulos que van surgiendo a partir de un mercado global.

Si bien mucho se habla de los perjuicios que pueden provocar, pocas veces han sido enumerados y categorizados. Por otro lado, se conocen hoy beneficios de su utilización, relacionados con las características del niño y del juego.

Lo cierto es que el uso de los videojuegos sigue aumentando en todas partes. Estadísticas provenientes de los Estados Unidos estiman que más del 90% de niños entre 12 y 17 años juegan con ellos. En 2021, por ejemplo, un niño entre 8 y 12 años jugaba aproximadamente 1 hora y media diariamente y el promedio se elevaba considerando a los adolescentes.

Partimos del conocimiento general acerca de los efectos adversos que el tiempo de pantalla puede tener en la salud de niños y adolescentes. En este aspecto se encuentra bien documentada la relación entre el tiempo de pantalla excesivo y la obesidad. La permanencia frente a un dispositivo aumenta el tiempo de sedentarismo a expensas de la actividad física, aumenta la frecuencia de los refrigerios disminuyendo las señales de saciedad. A su vez, los anuncios publicitarios de alimentos poco saludables suelen ser frecuentes mientras transcurren los entretenimientos.

Sin embargo, está también documentado que mirar televisión en forma totalmente pasiva expone a todo niño a mayor riesgo de obesidad, dado que, al menos, los videojuegos provocan un aumento de la frecuencia cardíaca y del gasto calórico total.

Los juegos físicamente activos o “evergames” han llegado para atenuar el sedentarismo. A partir de la llegada del Pokemon Go este tipo de juegos se ha multiplicado con sistemas de realidad virtual más nuevos y accesibles. Todos tienen el potencial de aumentar la actividad en niños previamente sedentarios. Cuando se usan regularmente, se ha demostrado que los exergames tienen efectos beneficiosos para la pérdida de peso, la adherencia al programa de ejercicios e incluso la depresión.

Otro de los aspectos a considerar con el uso frecuente de videojuegos está relacionado con el sueño. Jugar por la noche se asocia con mayor tiempo para poder conciliar el sueño, afectando la calidad del mismo. Según estudios estaría asociado a la interrupción de la secreción de melatonina debido a la exposición de la luz y a la estimulación y emoción provocada por el juego. En relación a ello, la privación del sueño se ha asociado con una multitud de efectos indeseables, incluida la disminución del rendimiento escolar.

Tener una pantalla de juegos en la habitación del niño, además de los efectos comentados sobre el sueño, disminuye la capacidad de los padres para monitorear las actividades de juego.

Los videojuegos no son recomendables para niños pequeños, en pleno desarrollo del conocimiento. Con respecto a este punto, el juego físico tiene claras ventajas sobre el juego virtual, especialmente en el desarrollo de habilidades motoras finas y gruesas. El aprendizaje con pantallas en niños menores de dos años muestra deficiencias en relación al logrado con la interacción humana directa.

Por otra parte, en niños escolares, la atención activa y la participación en un videojuego posibilita una estimulación del conocimiento más importante que sentarse frente a una pantalla de televisión.

Hay evidencia que los videojuegos en niños mayores y adolescentes pueden estimular la resolución de problemas, la memoria, el procesamiento de la información y la flexibilidad. Es el caso de los rompecabezas, los acertijos y los relacionados con estrategias.

Obviamente, la capacidad de los juegos para promover el desarrollo del conocimiento dependerá del contenido del juego, de la edad del niño y del tiempo frente a la pantalla. Para ello es indispensable la participación de los padres o cuidadores a fin de controlar esas actividades, mantener los videojuegos alejados de los espacios para comer o dormir, evitando los juegos violentos y de ritmo rápido, especialmente en niños pequeños. Cuando fuera posible es mejor que el adulto participe también del juego, aportando supervisión y oportunidad de sociabilización.

El establecimiento de límites en el tiempo de exposición a las pantallas también es importante. Los niños menores de dos años no deben utilizarlas, entre los tres y cinco años deben limitarse a una hora por día. En todos los casos se incluyen a todo tipo de pantallas como el caso de los televisores.

En niños escolares y adolescentes el establecimiento de límites también es importante. Las familias deben asegurar que el uso del videojuego no interfiera en las horas de sueño, (8 a 12 hs por noche), en la actividad física, (1 hora por día) ni en el tiempo para el trabajo escolar e interacción personal con familiares o amigos.

No se ha podido establecer a la fecha relaciones significativas entre el déficit de atención y el uso de videojuegos.

En general, los videojuegos pueden tener efectos positivos en la salud mental de los niños, pero deben disfrutarse de manera saludable. Esto quiere decir que uno debe considerar no solo la cantidad de tiempo que pasan jugando, sino también por qué están jugando y si realmente están disfrutando de su experiencia. Unas variedades de videojuegos comerciales han demostrado eficacia para reducir el estrés y la ansiedad tanto en adolescentes como en adultos jóvenes, incluso con breves sesiones de juego.

Del otro lado existen estudios que han relacionado los contenidos de violencia de algunos videojuegos y el comportamiento agresivo de los jugadores.

El juego violento es todo aquel que permita matar o infligir daños graves a personajes humanos o parecidos a los humanos.

Los videojuegos también pueden tener un fuerte potencial de adicción. Los síntomas habituales de este trastorno se manifiestan con irritabilidad y tristeza al retirarse del juego, aumento progresivo de tiempo en que se pasa jugando, preocupación por el juego y los intentos fallidos de la familia para que el niño abandone esa conducta.

Los videojuegos han permitido a infinidad de niños a mantener vínculos con sus pares, especialmente durante la pandemia por Covid. A partir de allí muchos de ellos continuaron esa costumbre como una herramienta para construir y mantener relaciones con sus compañeros. Jugar videojuegos con amigos puede ser una parte normal del desarrollo social para los niños de hoy, tal como lo fue jugar a la mancha en el patio de recreo para las generaciones anteriores.

 

En comparación con jugar solo, ser socialmente activo en los juegos se ha asociado con niveles más bajos de depresión y adicción, incluso en aquellos que juegan mucho.

Por último, resta hablar del acoso cibernético en los juegos. Según datos de Estados Unidos, un 15% de los estudiantes de secundaria informaron haber sido intimidados en línea durante el pasado año. El acoso en los juegos en línea adopta varias formas: exclusión de jugar con otros, dirigirse a un solo jugador e intencionalmente hacer que pierda el juego, y acoso verbal, que puede ir desde un lenguaje generalmente ofensivo hasta ataques personales y difamaciones intolerantes dirigidas a la sexualidad, la raza, o el género. Sumado a ello, el ciberacoso puede provenir de personas que el niño conoce o no, pudiendo ser completamente anónimo debido a los alias, invadiendo espacios seguros como el hogar, donde el acoso en persona no podría alcanzarlo. Además del ciberacoso, los juegos multijugador en línea tienen el potencial de exponer a los niños a extraños con intenciones maliciosas que podrían explotar sexual o financieramente a los jugadores más jóvenes.

Los padres deben asumir en todos los casos un papel interesado y activo en los videojuegos de sus hijos a toda edad, fortaleciendo las conexiones familiares, enriqueciendo el aprendizaje y hacer que los mismos sean más seguros. Estar atentos a la cantidad de horas frente a las pantallas, al contenido de los juegos, a la red de amigos en línea y a los síntomas de adicción a los mismos.

De esa forma, los videojuegos pasarán definitivamente a colaborar en el desarrollo cognitivo y social de nuestros niños.

 

Fuente: Alanka D. “Efectos de los videojuegos en la salud de niños y adolescentes”. Pediatric Reviews. 2023.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *